El cuerpo como camino
Movimiento
sagrado 1
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari
“...el cuerpo no es sólo la
envoltura del alma inmaterial sino una realidad vibrante bañada con la misma
Consciencia … La separación habitual entre el cuerpo y la mente no sólo está
injustificada sino que perjudica al tipo de totalidad de que los buscadores
espirituales aspiran. Para exponerlo en términos tradicionales, el cuerpo es el
templo de lo Divino. Es la base para comprender la unidad esencial de todo; es
el trampolín a través del cual podemos lograr la iluminación.”
Son las palabras de un yogui
hindú. Pudo haber sido un cabalista
judío, un taoísta, un gnóstico cristiano, un sufí musulmán o alguien de la rama
mística de cualquier religión. Todos son
yoguis en el sentido que hacen prácticas físicas y mentales para lograr una
visión más profunda de su realidad o como decimos, la unidad con el Divino y
experimentar a Dios de primera mano.
Pero, ¿qué quieren decir esos
enunciados? Para abarcar ese tema
tenemos que plantar primero una premisa sobre la cual basamos nuestra
lógica. Nosotros creemos o conjeturamos
que la lógica exige que el mundo y nuestras vidas tengan un sentido o
razón. No podemos creer que todo esto,
un mundo tan increíble e intrincado, pueda ser para nada más que vivir unos
pocos años y morir. Así que siempre
habido personas y grupos, siguiendo enseñanzas antiguas o maestros dotados de
una conexión con la fuente divina, quienes practicaran ejercicios diseñados
para activar los sentidos interiores y así ampliar su visión.
A diferencia del concepto
común, ese trabajo no se lleva a cabo aislado, en una cueva lejos en las
montañas, en el bosque o en un monasterio; la vida y el cuerpo son las herramientas
surtidas por Dios para llegar a conocerlo a Él.
Mientras es verdad que el mundo y el cuerpo son grandes obstáculos para
él que busca a Dios, no son en sí, malos – el obstáculo reside en nosotros
mismos – convertimos al mundo y al cuerpo en obstáculos.
Allí empezamos. ¿Cuáles son los obstáculos en nosotros mismos
los cuales impiden nuestra visión del verdadero propósito de la vida?
“¿Acaso no han viajado en la
tierra para que pudieran poseer corazones con los cuales entender u oídos con
los cuales oír? Porque ciertamente no
son los ojos que están ciegos, sino que ciegos están los corazones dentro de
los pechos,” (Sagrado Corán 22:46)
Aquí el Corán se refiere al
corazón que está ciego o que no puede ver.
No está hablando del órgano en el pecho sino del corazón espiritual,
parte del cuerpo energético o sutil.
Este corazón es parte del alma, la conexión entre el mundo material y
mundos superiores. La mente real es la
consciencia del corazón y de allí surge toda inspiración, pensamientos
positivos y la guía divina.
La palabra ‘mente’ es usada de
una forma indiscriminada para indicar el cerebro, pero el cerebro no es la
mente. Pero debido a esa confusión,
digamos que hay tres mentes, la mente real, la mente/cerebro y la mente/nafs. A ver, ¿qué son o cómo se diferencian
éstos?
Ya hemos definido la mente
real como la puerta a la guía divina y la inspiración. También, como hablaremos más adelante, es
donde se encuentran los sentidos interiores como los ojos mencionados en la
citación del Corán. Mientras es común
los artistas que atribuyen sus “creaciones” a sueños y “flashes” o chispazos de
inspiración, también muchos científicos muy importantes y famosos han recibidos
sus ideas y descubrimientos de la misma forma.
El cerebro no es la fuente de creaciones y descubrimientos importantes
para la humanidad – son cosas recibidas a través de la mente real.
Entonces, ¿qué es y qué hace
el cerebro? El cerebro desempeña muchas
tareas importantes para el cuerpo y la vida terrenal del hombre pero pensar no
es una de ellas. Ni es el depositario de
recuerdos. El cerebro es como un punto
de distribución y comunicación del cuerpo así como el órgano de la percepción. También el cerebro es un traductor, que
traduce información de la mente real a una forma que podemos entender en
nuestro estado material. Adicionalmente
el cerebro es como un radio que puede sintonizar, voluntariamente o
involuntariamente, si hay la resonancia adecuada, con campos de energía
colectivos. El cerebro no inicia
nada. El cerebro recibe sus instrucciones
de la mente real o de la mente/nafs.
Siendo la más común la mente/nafs.
El nafs, de que hemos hablado
mucho y culpamos por todo lo malo en nosotros, no es en su esencia malo, sólo
que le hemos permitido crecer más allá de su función apropiada. De hecho, se puede llamar el nafs, el alma
terrenal. Su propósito original era
equiparnos para la vida terrenal y protegernos contra peligros. Pero por el amor y apego al mundo ha crecido
tanto que ha formado una entidad en sí, una individualidad o personalidad falsa
la que, como todos los organismos, tiene como su principal preocupación la
conservación de sí mismo, es decir, ha cambiado de proteger al ser real a
proteger a un ser ilusorio e irreal.
Esta entidad vive en un estado de miedo y ve amenazas en todas partes y
reacciona contra ellas de una variedad de formas, mecanismos de defensa que
pueden variar de arrogancia y agresión para cubrir su sentido básico de
inferioridad, a timidez y bajo autoestima.
El nafs y su creación, la personalidad falsa y el ego, como el cerebro,
tampoco piensan, sólo reaccionan. Sin
embargo, el nafs o ser bajo, envía instrucciones, basadas en miedo y reacciones
a supuestas amenazas, al cerebro, el cual lleva a cabo procesos físicos, siendo
el cerebro el iniciador de casi toda acción del cuerpo.
Cuando la gente habla de la
paz interior o de silenciar la mente, está hablando del cerebro que está
continuamente cotorreando un sinfín de tonterías que el nafs/ego ha
alimentado. La cantidad de malas
percepciones, malentendidos, ideas equivocadas y pensamientos negativos que
andan sueltos en el cerebro por causa de la alimentación desnutrida surtido por
el nafs/ego es tanto que la mente real del corazón está casi imperceptible para
la mayoría de la gente.
Todas las prácticas
espirituales incluso la meditación son para limpiar todo ese lío de basura que
oscurece o tapa la conexión con el corazón y la mente real. Bueno, hablando de los auténticos no
charlatanerías que son más comunes que los reales. Las formas para cumplir esa tarea son muchas
pero ahora hablamos del cuerpo y el cerebro.
El consejo, “Conócete a ti
mismo y conocerás a Dios” y variaciones de eso, fueron expresados por sabios
desde Aristóteles al Profeta del Islam.
La verdadero significado es conocer al nafs o ser bajo y así dominarlo,
se revelara el verdadero ser, el cual es una chispa de la esencia de Dios.
Haciendo varias formas de
meditación, especialmente en movimiento y cuando practicamos la auto-observación
durante nuestras actividades cotidianas, tomamos la posición del observador de
nosotros mismos. ¿Quién es el
observador? El observador es la mente,
la conciencia del corazón, el ser real.
La práctica de colocarnos en éste lugar cumple varios objetivos:
observar al nafs/ego, como sus reacciones y maniobras funcionan, practicamos
discriminado entre lo que es correcto e incorrecto, ejercitando y haciendo más
fuerte la voluntad rechazando los impulsos del nafs/ego y su personalidad falsa
y manteniéndonos en la mente real, se fortaleza la habilidad de distinguir
entre lo que proviene del nafs/ego y lo que proviene del corazón
espiritual. Cuanto más tiempo duramos en
esa posición, más fuerte se vuelve la mente real y más débil el ego.
Profundizaremos en este tipo
de práctica en la siguiente parte, inshallah.
Yoga
Bioenergético Sufí
mojamadabdula@gmail.com