La meditación y sus formas 1
por Maestro
Mohammad Abdullah Ansari
Meditación, como es comúnmente entendida, es un método para
tranquilizar y/o ocupar la mente para así escuchar la voz interior o llegar a
ser conciente de realidades normalmente obstruidas por la mente (cerebro) que,
en la persona normal, está bajo el mando del nafs/ego.
En realidad el término meditación no es muy preciso. En las tradiciones religio/espirituales encontramos
diferentes métodos o formas de meditación y diferentes metas para hacerla. Sería mejor decir que la meditación es un
ejercicio o una herramienta para lograr otra cosa – la liberación – la
liberación de la consciencia normal, los confines de los sentidos físicos y la
esclavitud de lo material. La meditación
así como todos ejercicios espirituales, no es la meta, es sólo una manera para
llegar a algún lugar o conseguir una cosa.
Usando esa definición, la cual no es la única, debemos llegar, algún
día, a un estado de meditación total o constante – una consciencia elevada. El diccionario dice que meditar es “Pensar
una cosa con atención y detenidamente”, pero aunque gramaticalmente es correcto,
en la práctica espiritual, la meditación no es sólo meditar o pensar en algo,
de hecho puede ser totalmente lo opuesto.
Generalmente cuando uno piensa en la meditación piensa en
sentarse inmóvil en silencio con la mente en blanco. Aunque eso es, de forma simplista, un tipo de
meditación, hay muchas más formas que no se hacen sentado, que no son
silenciosas y en que la mente no está en blanco.
En la meditación tipo chi gung (qi gong) pretendemos primero
sentir o experimentar la energía vital (el chi) con la ayuda de la respiración
(ejercicios de respiración antes y control y consciencia de ella durante)
entonces la ampliación y fluido del chi o prana. Esta meditación, que es medio física y medio
mental, ejerce la concentración, la volición y funciones corporales no
comúnmente usadas y nos conduce primero a las primeras etapas del desarrollo de
la consciencia más afinada así como la habilidad de maniobrar la energía y
dirigir la mente.
Muchos maestros y libros explican que la concentración,
en la respiración u otro objeto, es para ocupar la mente, controlándola para
abrir paso a guía divina. Mientras eso
puede ser verdad, nosotros meditamos por otras razonas. La guía divina esperamos adquirirla por otra
vía – la meditación es sólo una preparación.
Siempre he hecho hincapié en la prioridad del
conocimiento. Nadie va a hacer nada por
ninguna razón. En la esfera espiritual
aún más. La fe ciega, además de no
dirigir a ningún lugar muy elevado, ha sido el autor de grandes injusticias,
tragedias y desviaciones del camino recto.
Hay tres tipos de conocimiento.
El primero es información adquirida por la lectura o de otra
persona. Nadie puede llegar muy lejos en
el desarrollo espiritual con sólo esa forma de conocimiento pero es necesario
para comenzar y sirve para impulsar a alguien a empezar prácticas que dirigen a
los tipos de conocimiento 2 y 3. Es
importante entender por qué debemos buscar más allá de lo material en esta vida
y esa consciencia o sensación se consigue en parte por la gracia de Dios y en
parte por información en libros y de otras personas. La segunda forma de conocimiento es el que
uno aprende por experiencia en la vida, a prueba de ensayos o tanteos, de
errores cometidos y la observación así como ciertos ejercicios
espirituales. La tercera forma es
conocimiento que viene directamente de la fuente, de Allah, de Dios, del
Cosmos. Eso se adquiere con ejercicios
espirituales dirigidos a la muerte del ego, un enfoque singular en Allah y la
ayuda, de nivel psíquico, de alguien que ya ha andado el mismo camino.
La meditación que desarrolla la consciencia de uno mismo así
como del mundo y de la realidad de la existencia toma muchas diferentes formas.
Estos ejercicios abren puertas que, al
principio, el practicante ni sabía que existían. Investigamos, a través de estas formas de
meditación, el cuerpo, las mentes y otras dimensiones.
Mucho de lo que hacemos trata del conocimiento
corporal. Eso nos presenta varias
preguntas y nos lleva al tema del que quiero hablar – la meditación en
movimiento y en posturas no precisamente sentados.
Primero, ¿qué es consciencia corporal? y ¿para qué la
queremos?
Como hemos hablado en otras ocasiones, es un error pensar
que este mundo, lo llamado materialidad o lo mundano y el cuerpo físico son lo
opuesto o enemigos de lo espiritual.
Mientras pueden ser obstáculos grandes, y así son para la mayoría de la
gente, su propósito principal y función primordial es espiritual. Esta etapa de nuestra vida, el periodo pasado
en este mundo denso, es esencial para nuestro desarrollo y evolución como seres
humanos y nadie puede pasar a la siguiente etapa de una forma agradable, sin éxito
viendo ese otro aspecto o dimensión de este mundo, la vida terrenal y nuestros
cuerpos. Es imprescindible ver la
naturaleza divina de este mundo para continuar la evolución humana en el
siguiente mundo.
Lo común es ignorar el cuerpo y movimientos. Se hace todo automáticamente. Bueno, no sólo el cuerpo, la gente normal
hace casi todo de forma automática. Por
eso y el hundimiento en emociones negativas, preocupaciones, miedos y deseos,
la persona pierde la visión de la naturaleza esencial de lo material y ni tiene
una pizca de su realidad divina.
Desde los principios de los tiempos el hombre (por
supuesto cuando uso la palabra ‘hombre’ quiero decir ambos sexos – hombre y
mujer) siempre ha usado el movimiento físico, la danza sagrada, ejercicios
marciales (series de movimientos) y posturas corporales combinadas con maneras
especificas de respiración, en rituales religiosos. Hubo un tiempo (o tiempos) cuando todas las expresiones
artísticas, así como toda acción cotidiana, tenían significados
espirituales.
Cuando nos concentramos en algo, se dice que estamos
enfocando ese objeto. Antes que nada
debo señalar un punto importante, la concentración es diferente que una
obsesión, que deriva del nafs/ego – hablamos más de esa diferenciación más
adelante. Pero, aunque he usado expresiones
como “dirigir la mente”, “concentración”
y “enfoque” muchísimo, no es precisamente correcta. Cuando dirigimos la atención, concentración,
enfoque, de la mente, lo que estamos haciendo realmente es haciendo una
conexión con la mente real, la consciencia del corazón, parte del alma y cambiando
estados de consciencia. Desde luego, es
una habilidad aprendida por la práctica. Este cambio de consciencia es acompañado por
el desarrollo de los sentidos interiores permitiéndonos ver y sentir el otro
aspecto del mundo.
La meditación en movimiento y de algunas posturas
corporales estáticas son un método para desarrollar estos sentidos interiores
así como ver ciertos aspectos de nuestro cuerpo que, como dije arriba, no
sabíamos existían.
Mientras lees no estás consciente o sintiendo tu
mano. Mira tu mano. Ahora hay una consciencia o presencia plena
de tu mano. Ese es un nivel de
consciencia. Concéntrate en tu mano más
fijamente o, si has trabajado con chi (ki, prana), trae la energía a la mano y
siente la sensación de hormigueo. Ese es
otro nivel de la consciencia. Al mismo
tiempo has empezado a usar músculos sutiles – algo necesario para nuestra
evolución como seres humanos reales. Uno
no puede llegar al nivel humano real sin esas habilidades. Todavía hay muchos más niveles de consciencia
o cosas que ver y razones para verlas.
Sólo hemos tocado la superficie de este tema. Continuaremos con la mente real, la conexión
entre esta y los aspectos más elevados o profundos del cuerpo, la meditación en
movimiento y corporal más la energía divina.
La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai
Ansariyya
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