El cuerpo e imagen de ser 4
por
Sheij Mohammad Abdullah Ansari
"Un guerrero debe amar este mundo,
para que este mundo que parece tan corriente se abra y revele sus
maravillas". Así dijo don Juan
Matus, el Yaqui indio chamán inmortalizado en los libros de Carlos Castaneda.
Una forma de Budismo fue llevado a China de la India por el monje budista Bodhidharma
en el siglo 6 d.C. Al llegar a China se
reunió con el emperador, ya un budista, quien había construido muchos templos y
monasterios en China. El emperador le
preguntó a Bodhidharma qué merito él había logrado por sus buenas obras. Bodhidharma respondió, “Ningún”. Perplejo por la respuesta, el emperador le preguntó
cuál era la enseñanza fundamental del Budismo a lo que el monje respondió, “El
vacío vasto”. Ahora el emperador perdió
su paciencia y dijo, “¿Y quién crees que eres tú? A lo que respondió Bodhidharma, “No tengo
idea”.
Corrieron a Bodhidharma de la corte del emperador y
terminó en el Templo Shaolin donde enseñó los a monjes formas de meditación
incluyendo la meditación en movimiento la cual después se incorporó a lo que
ahora conocemos como Kung Fu.
Aunque parece que no estaban de acuerdo, el monje
budista que renunció a la vida material y el chamán que nos aconsejó amar al
mundo, en realidad estaban hablando y actuaban con concordancia, no sólo entre
sí sino con toda la sabiduría perenne desde el principio de los tiempos. Un maestro cabalista dijo que el mundo oculta
y revela a Dios. Los sufíes decimos que
el mundo es una manifestación de Dios por un lado y por el otro que el amor de
esta vida es la raíz de toda maldad.
Para entender lo que parecen contradicciones en las
palabras y acciones de esos grandes maestros tenemos que reconocer la
distinción entre lo real y lo falso. El
mundo tiene esas dos caras, la cara divina con sus usos y la cara falsa con sus
engaños. Una nos lleva a la iluminación,
el conocimiento del divino y la mera presencia de Dios y la otra oculta la
naturaleza divina del mundo y nos lleva al dolor y la miseria.
Dios dijo en Génesis que debemos amarlo a Él con
todo el corazón y alma. ¿Cómo podemos
amar a Dios con todo y al mismo tiempo amar al mundo? Parece imposible. Sin embargo si lograras a ver la cara divina del
mundo, entenderías como es posible y necesario.
Y es a través del cuerpo físico que eso se lograr.
Podemos entender esto de una forma intelectual
primero. Por ejemplo: una tasa es una
tasa, ¿verdad? ¿Dónde está Dios en una
tasa? Todo lo que existe es energía y
como hemos hablado cada cosa se reduce en partes cada vez más pequeñas hasta
llega a la energía más fina que existe que es la voluntad de Dios en forma de
información. Los nombres de Dios, que se
encuentran en todas las tradiciones, y son infinitos, representan aspectos de
la energía divina. En el Sufismo usamos
99 nombres como herramientas para ver y entender a Dios, así como en una forma
de meditación para llevarnos a un entendimiento más profundo de la realidad del
Supremo. Según este método una tasa es
Ar-Rahman (el Benéfico), Al-Khaliq (el Creador), Al-Bari (el que hace el
orden), Al-Razzak (el que sostiene), Al-Muqit (el que nutre), As-Samad (el que
satisface todas las necesidades) y otros.
En realidad nombres o palabras en general, limitan las realidades y las
realidades de los nombres de Allah están más allá de conceptos intelectuales
completos, pero podemos decir que todo que existe son combinaciones de fuerzas
o energías, aspectos de la esencia del Creador y los nombres representan las
variaciones de esas fuerzas o energías.
Los científicos pensaban que todo se constituye de compuestos, que eran combinaciones
de moléculas y éstos de átomos pero ahora saben que los átomos contienen
partículas cada vez más pequeñas y ya siguen teorizando elementos dentro de los
elementos. Es como la tabla de elementos
que contiene otra tabla de elementos dentro y esa otra y así sucesivamente
hasta llegar al mero mero, Allah, Dios.
Estoy tomando de mi tasa divina, café divino y
estoy pensando en Él. Tal vez puedas conceptualizar
lo arriba explicado pero eso es sólo el comienzo. Todo eso es algo tangible y visible al
desarrollar los sentidos interiores.
A diferencia de los monjes budistas o cualquier
monje, te digo que la única manera de desarrollar la visión necesaria para ver
la verdadera naturaleza divina del mundo es participar en ello. Él que se esconde del mundo nunca va a
desarrollar los músculos espirituales necesarios para resistir los engaños del
nafs/ego. Bueno, Bodhidharma sabía algo
porque trabajaba y enseñaba ejercicios físicos como método de desarrollo
espiritual. Es movimiento y actividad
física que pueden encajarnos con esa otra realidad que podemos llamar el mundo
paralelo o aspecto divino de la vida.
¿Qué es el mundo paralelo o aspecto divino de la
vida? Es el mundo y vida creado por
Dios, parte de Su mera esencia. El mundo
en que vivimos y el mundo que vemos es una creación corporativa entre nuestra
percepción influenciada por nuestro ego y los egos del resto de la
humanidad. Ese es el mundo que vemos con
los ojos normales. Es sólo una realidad
relativa que nos afecta, podemos ver y tocar pero que no tiene una realidad
independiente. La verdadera medula del
mundo y la existencia es una energía sacada de la esencia del Creador. Uno nos seduce y nos engaña y no dirige a
ningún lado y el otro nos abre a unas realidades cada vez más grandes y nos
protege de todo daño.
Bodhidharma dijo que no tenía ninguna idea de quién
era. A lo mejor sabía pero quiso hacer
un punto, que lo que el emperador vio no era él, Bodhidharma, porque él había
renunciado a sí mismo, se vació, para hacer espacio para la entrada del “vacío
vasto”
Don Juan aconsejó que borraras tu historia personal,
eliminar la imagen de ser, tu idea de quién eres. El sabía que la identificación con el cuerpo
y nuestra materialidad nos encogen y hacen nuestro mundo pequeño. Con la eliminación de esa identificación y el
engaño de nuestra “identidad” material y nuestras fantasías de quiénes somos,
Dios, la Energía Suprema ,
nos llena y nos guía. De otra forma, no
es posible. Es como dice en el Corán que
en el pecho del hombre no hay espacio por dos corazones, el mundo falso y el
mundo real o el ego y Dios. O como dijo
Cristo que el hombre no puede amar al mismo tiempo a Dios y al mundo.
Sin embargo, Dios nos puso en este mundo por una
razón. Nuestra tarea es trabajar para
distinguir y escoger entre lo falso y lo real.
El mundo tiene una fachada lo que oculta su realidad. El mundo falso o superficial está hecho de
los egos o el enfoque en uno mismo.
Cuanto más dejemos de enfocar en nosotros mismos y mantener en mente el
deseo de conocer y acercamos a Dios, más frágil se hace la fachada que
obscurece el mundo real y poco a poco vislumbres de la Verdad nos llega.
Yoga Bioenergético
Sufí
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