jueves, 24 de marzo de 2016

Realidades básicas de la existencia – parte 1
Por Maestro Mohammad Abdullah Ansari

Antes que todo, para entender y funcionar bien, así como desfrutar y tener éxito en la vida, hay que creer y entender que hay una fuerza o energía esencial sobre la que todo lo demás descansa, el primer componente de todo lo que existe y lo que todo lo demás depende, debe su existencia.  Ese elemento básico y primordial llamada Dios en español es la energía consciente del universo.
¿Por qué debo creer en Dios para funcionar y disfrutar de la vida?  Nuestras vidas y el mundo entero están regidos por leyes o sistemas exactamente como en la ciencia – de hecho, todo es ciencia.  Las cosas más sencillas que hacemos en la vida sólo salen bien si conocemos los procedimientos o el proceso correcto para hacerlo.  En la tecnología, los avances que han hecho nuestras vidas más cómodas y agradables deben sus descubrimientos al conocimiento de la ciencia básica que empieza con el conocimiento del átomo, el elemento básico de lo material, y su estructura, los elementos más pequeños que lo componen.  Avances y éxitos en nuestras vidas también dependen del conocimiento de nuestro origen, nuestro propósito y nuestro destino.  Nosotros nos originamos de la esencia de Dios, nos mandó a la vida en este mundo temporal en un cuerpo temporal para aprender más de Él y a las realidades de la existencia, después vamos a morir y continuar una forma de vida en otro lugar.  Si no reconoces esos hechos y buscas el conocimiento necesario para encajar dentro de las realidades, leyes y sistemas del universo una y otra vez chocarás con la estructura de él.  El universo es como una estructura fija con todas sus partes conectadas y sincronizadas – para funcionar bien dentro de esa realidad el ser humano tiene que seguir las reglas, seguir el mapa, por así decirlo.
La verdadera realidad de Dios está más allá del alcance del cerebro humano, sin embargo, es posible entenderlo hasta un punto en que una conexión se hace y Dios te guiará y abrirá ojos interiores y lo que no ves ahora se hace visible.  Pero eso no pasará si tu concepto de la Energía Básica, o sea, Dios, es restringido por pensarlo en términos materiales.  Por hacer eso, pensar pequeño, tu mundo y entendimiento del universo no llegará más lejos de la misma materialidad, un mundo y concepto pequeño y limitado.  Una forma de pensar materialmente y cerrar la vista a las grandes realidades más allá de este mundo visible y hacer efectos dañinos a la salud física y emocional es la creencia común de que Dios te recompensa y castiga por tus acciones como si Él fuera un ser como tú y yo.  Las recompensas y castigos que experimentamos son los resultados de nuestras acciones que no encajan con las leyes universales, Dios puso el sistema en marcha pero nosotros nos castigamos y recompensamos  a nosotros mismos.  Concebir a Dios en forma pequeña como humano con sentimientos y acciones humanas hace un encogimiento en el cerebro y sentidos tal que no se tendrá la capacidad de ver y entender más que superficialmente.  Además, este enfoque material nos hace entrapa en la misma materialidad y una vida de altibajos y emociones extremas, una vida telenovelezca. 
Todo están conectados, la mente, el cuerpo, tu vecino, tu amigo y tu enemigo, el mundo y Dios.  Somos todos parte de un todo.  Cada acción y pensamiento tiene un efecto en alguien más, en el mundo y en nosotros mismos.  De esta forma hacemos nuestros propios destinos.  De igual manera, por conocer cómo funcionan las cosas, como funciona Dios y cómo puedes relacionarte con Él, puedes sincronizar tu vida con Su energía para moverte a través de la vida como si estuvieres flotando en un rio llevado por la corriente mientras todos los demás están nadando contra la corriente perdiendo energía vital con cada movimiento.
Continuamos pronto inshallah.
La tariqa sufí islámica Qadiri-Rifia Ansariyya

mojamadabdula@gmail.com

lunes, 14 de marzo de 2016

El mal y el bien
por Maestro Mohammad Abdullah Ansari
Mucho ha sido escrito sobre qué es el mal y que es el bien.  Podemos ver el asunto desde un ángulo religioso, es decir, hablar de morales y las leyes de Dios, o del punto de vista secular en que el mal es lo que perjudica a la mayoría de la gente o hace la vida incómoda o inconveniente para los que tienen el poder en un momento dado.
Visto de forma objetiva, como sociólogos o historiadores, lo que constituye el mal y el bien, lo que es correcto o incorrecto depende de la cultura, su condición y sus necesidades y este criterio ha cambiado mucho con el tiempo y el lugar.  Históricamente podemos ver que “los principios morales” no son escritos en piedra o que el concepto de virtudes o principios morales no es algo fijo o concreto.
Bueno, hablando de piedras, según la historia, los diez mandamientos sí fueron escritos en piedra pero los diez mandamientos no hablan del bien y el mal ni lo correcto e incorrecto sino como uno puede conformar o armonizarse con las realidades del universo (generalmente llamadas las leyes de Dios) para no perjudicarse a uno mismo y así tener una vida feliz y prospera.
A final de cuentas, lo que consideramos malo es lo que nos hace daño, interferir con nuestros conceptos personales de cómo deben ser las cosas o lo que nos priva de nuestras posesiones.  De estas definiciones todos los desastres naturales son malos – ellos hacen todo lo arriba mencionado.  Sin embargo, los desastres naturales son ajustes necesarios para la sobrevivencia de la tierra.  Para la tierra son buenos.
Pero la naturaleza aparte, el bien y el mal y los principios morales en general, son cuestiones sociales.  Tiene que ver con relaciones entre personas, nuestro estilo de vida, nuestra tranquilidad y seguridad y como nos llevamos con los demás.  Si alguien te roba, es malo para ti pero bueno para el ratero.  Sin embargo, tenemos que considerar el robo incorrecto porque si no, la sociedad caería en un estado de caos.  Cuanto más deshonestidad en una sociedad más inseguridad y menos probabilidad de que esa sociedad avance en términos materiales (ni hablar de la espiritualidad).
La mera existencia de nosotros en el mundo causa fricción.  Tomamos espacio y usamos recursos que otros quieran o necesitan.  Provocamos envidia, lastima, arrogancia, deseo, fastidio y toda la gama de emociones negativas en otros.  Podemos decir que es problema del otro y tendremos la razón pero no toda la razón.
Recuerda que hemos hablado de cómo el hombre ha creado el mundo con su mente – el mundo es un reflejo de la mente del hombre.  En el Mundo de la Creación Dios ha creado todas las posibilidades y es el ser humano quien escoge y distorsiona lo bueno que Dios nos ha proveído.  La mente es tan poderosa que, como la mayoría de la humanidad ha plasmado un mundo egoísta, bélico y peligroso, nosotros podemos hacer nuestro mundo personal un oasis en el desierto de egoísmo, conflictos y desesperación. 
Todos podemos ver cuando un miembro de la familia o amigo está deprimido, enfermo o enojado.  Aún si trata de disimular sus emociones, algo irradia de su persona que revela su condición.  Aunque muchos están conscientes de este hecho, muy pocos lo han considerado de forma profunda.  Lo vean o no, algo real está pasando.  Una radiación tangible está emanando de la persona.  Tenemos una empatía con familiares y amigos y “ve” sus emociones y hasta sus pensamientos, pero todos estamos radiando ondas de varios tipos e intensidades todo el tiempo y otros, aunque no consciente del hecho, las sienten y reaccionan a ellas.  De esta forma estamos haciendo las relaciones y condiciones en que vivimos.
Los pensamientos que tenemos y las emociones que sentimos tienen sustancia y no son confinados al cuerpo – salen y afectan el ambiente.  Así que si pudieras controlar tus pensamientos y tus emociones, podrías controlar las condiciones de tu vida – cambiar la mala suerte a la buena suerte.
Aunque suena como una introducción de un curso de superación para hacerse rico con pensar positivo, no es exactamente igual.  Lo similar es lo de pensar positivo y el método de inculcación pero allí divergimos.  Los cursos de superación aunque basados en hechos verdaderos son impulsados por egoísmo y materialismo y por eso raras veces dan resultados duraderos porque el ego y las emociones nos engañan y nos conducen a rumbos no armoniosos con nuestra naturaleza real – quienes somos, también cuenta con fantasías no consistentes con las realidades.
¿Qué quieres?  Bueno, si le preguntas a cualquier persona, una persona normal, va a responder con deseos materiales basados en su condicionamiento familiar, cultural y social.  Va a querer lo que ha aprendido es lo que todos tienen o quieren.  Ya ha formado una imagen de ser lo que es una imagen de quien es, formada de sus deseos y fantasías los cuales están basados en su educación y ambiente, es decir, lo que le ha enseñado es admirable y su envidia de otros de este rango.  La mayoría de la gente está imitando a otros.
Cada persona tiene listo y esperando una vida perfecta, un destino hecho a la medida.  Si no estamos viviendo esta vida maravillosa es porque estamos tratando de vivir la vida de alguien más.  Dicen que hacemos nuestro propio destino.  Bueno, sí y no.  Dios ha hecho un destino perfectamente apropiado para cada uno de nosotros, un destino que nos va a gustar más que cualquier otro que podamos imaginar pero por no saber quien somos, por ser controlados por una imagen de ser o personalidad falsa, por desear la vida de otros, por ser miedosos y controlados por las emociones, andamos tras un destino inventado por el nafs/ego que no nos corresponde.  Y así empieza una cadena de problemas, conflictos y descontento.
Ahora, ¿qué quieres?  Antes de contestar, mejor empieza el trabajo necesario para descubrir tu verdadera naturaleza, para hacerte consciente de la verdadera complejidad de tu ser y realidad, para “ver” y entender como funcionan las emociones, las mentes y aprender a controlar la negatividad que llena todos nosotros.
Estamos irradiando vibraciones constantemente, las cuales están haciendo nuestro mundo personal.  Esta acción está inconsciente y caótica.  Estamos sujetos a fuerzas fuera de control. 
Toda la razón para meditar y hacer ejercicios espirituales es precisamente para despertar y cobrar consciencia de lo que está pasando todo el tiempo.  La meta final es sumisión total a Dios o en otras palabras, armonizarnos con el universo para mover con fluidez a través de la vida o vidas.  En camino a esta meta, la consciencia y control de uno mismo y las fuerzas dentro y fuera son habilidades esenciales.  Estas habilidades no llegan por si mismas y no son baratas. 
Continuamos con medidas y hechos específicos.


   
      La Tariqa Sufí Ansariyya

mojamadabdula@gmail.com

viernes, 11 de marzo de 2016

El camino de la acción, parte 6
Por Sheij Mojammad Abdullah Ansari

 “La religión formal es una expresión material de creencias a través de rituales y reglas, mientras que las sendas interiores se concentran en la esencia de las enseñanzas de Dios y Sus profetas; así como en la acción, un esfuerzo para realmente vivir la enseñanza, para conectarse con la Energía Divina, y ser guiado directamente por la Fuente.”
Así terminó la parte 5 de esta serie.  Hay aquí dos puntos importantes para tratar: “la esencia de las enseñanzas de Dios”, y  “…acción, un esfuerzo para realmente vivir la enseñanza”,   junto a  las ramificaciones de ambos puntos.   
Las personas que se embarcan en un camino interior (esotérico, oculto, oral) primero están motivadas por una vislumbre interior, una sensación de inquietud, algo dentro que les insinúa que no todo está bien o que debe haber más que esto, este mundo, y así viven llenos de insistentes preguntas: ¿por qué, por qué?, ¿por qué ésta vida y éste mundo? ¿qué es Dios?  Tal vez al principio buscan respuestas en la religión formal pero allí no encuentran satisfacción. Pueden detenerse en este punto del viaje, y volverse rebeldes, inconformistas, personas infelices o con problemas psicológicos.
O pueden seguir su búsqueda, probando enseñanzas de todo tipo, tal vez uniéndose con diferentes grupos, con resultados mixtos. Las opciones de sendas espirituales son grandes y variadas, hay muchos charlatanes, hay gurús sinceros pero mal guiados, hay maestros con métodos inventados o puramente intelectuales y también grupos con linajes auténticos pero obsoletos.  Si tienen mucha suerte se encuentran con maestros auténticos realmente conectados con la energía divina.
¿Qué provoca su inquietud?  ¿Qué buscan?  Todas las tradiciones espirituales caracterizan el mundo como una ilusión, como no real.  ¿Qué quieren decir?  Obviamente podemos ver, escuchar, sentir, etc. las cosas de este mundo, de modo que todo parece real.  También todas las religiones dicen que vamos a morir y que nuestra alma va a continuar en otro lugar, coinciden en que hay vida después de la vida terrenal.  La gente promedio escucha esas enseñanzas y aunque las cree en algún grado, no pasan de ser meras palabras, ya que la solidez del mundo y la “realidad” de los acontecimientos de sus vidas les resultan aún más reales, inmediatos e impactantes.  
Según el Sufismo sólo Dios es real y todo lo demás es “semi-real”, pues todo lo que existe es dependiente, es no auto-suficiente, perecedero, sólo Dios es permanente y todo depende de Él.  Las personas que “buscan a Dios” están buscando algo real. A diferencia de la religión formal, los sufíes queremos hacer una conexión directa con Dios en esta vida.  Este mundo fue diseñado por Dios con un solo propósito: revelarse a Sí mismo al ser humano, de modo que es una etapa en el desarrollo de nuestras almas.    
Consciente o inconscientemente algunas personas intuyen la insustancialidad del mundo y la vida, y eso les provoca confusión e inestabilidad, así como ansiedad por encontrar respuestas.
Los caminos interiores son caminos de acción; lo que significa que hay trabajo que hacer – prácticas espirituales como son las diversas formas de meditación y prácticas para descubrir la verdadera realidad de uno mismo.  Todo lo que vemos con los ojos exteriores es una ilusión, una distorsión de una realidad más profunda e importante.  La única manera de ver la esencia, la realidad de las cosas, es quitar los velos que distorsionan su realidad esencial. Bajo la superficie de todo se encuentra la Energía Divina, Dios mismo.  De la misma manera dentro de todos los seres reside la Verdad en su totalidad, el universo íntegro, así todo está esperando ser conocido, descubierto.  Quitar la máscara que obscurece la divinidad enterrada dentro de nuestro ser, es el trabajo que todos estamos a destinados a realizar en un punto de nuestra existencia.  
Continuaremos, inshallah.

La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
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jueves, 3 de marzo de 2016

La respiración, la mente y la Energía Suprema
Por Maestro Mohammad Abdullah Ansari
Muchas escuelas de Sufismo, así como escuelas de esoterismo occidental y de yoga hindú, ponen mucho énfasis en la respiración y el aire.  El enfoque toma varias formas o niveles.  Un factor incluye el acto de respirar y la atención a la respiración lo que concierne al manejo de la mente y otro factor es el aire mismo y su conexión con la energía intrínseca, chi o prana.
El aire es una sustancia invisible que nos da vida.  Sin el aire, morimos en unos minutos.  La manera en que respiramos es muy importante, afecta y es afectada por nuestro estado emocional y espiritual.  Un experimento muy revelador es tratar de observar tu respiración durante todo el día.  La primera cosa que vas a descubrir es que tan difícil es mantener la atención en la respiración por mucho tiempo antes de que la mente sucumba a otros asuntos: actividades, pensamientos o emociones.  Si logras mantener consciencia de la respiración por un periodo prolongado mientras desempeñas las actividades rutinarias de todos los días, verás como la respiración refleja o es afectada por lo que está pasando a tu alrededor o más bien tu reacción emocional a lo que está pasado en tu alrededor.  La respiración cambia continuamente según tu estado emocional – puede ser regular, corta y rápida o hasta te encuentras dejando de respirar por completo.
En este nivel del uso de la respiración, la meta puede ser muy practica – el control, el mantenimiento de la respiración calmada y regular, tiene un efecto calmante y tranquilizante de las emociones dándonos más control de nosotros mismos.  Pero para lograr este resultado tan deseable, tenemos primero llegar a un nivel de consciencia o presencia plena, despierto y viviendo el momento presente, que es la otra meta practica de este práctica de observar o mantener una consciencia de la respiración. 
No hay nada más ‘ahora’, más de este momento, que la respiración.  ¿Qué quiere decir con eso?  El estado normal del ser humano es todo menos que ahora o presente en el momento presente.  Cada actividad, cada objeto visto y cada cosa escuchada provoca pensamientos o cadenas de pensamientos relacionados con tal actividad, objeto o asunto visto o escuchado.  Y esos pensamientos, conscientes e inconscientes, conciernan situaciones u objetos del pasado con sus emociones correspondientes y/o el futuro con otro paquete de emociones – miedo, esperanzas y/o planes la mayoría de los cuales no tienen base en la realidad y no van a suceder.  El hombre o mujer normal sólo está presente cuando está profundamente involucrada en un proyecto como trabajo o pasatiempo – y en ese caso está generalmente en un estado de trance, no realmente despierto.  Existe otro estado, un estado en que uno está presente en el momento, funcionando como cualquiera pero con una consciencia ampliada.  Este estado surte al individuo una visión más clara y extendida del mundo y de él mismo y lo protege de emociones y pensamientos negativos.
La atención a la respiración es un paso importante hacia este estado de consciencia elevada por varias razones y niveles.  La atención a la respiración por si misma nos obliga a estar en el presente y nos obliga a prestar atención o estar consciente de una multitud de acontecimientos, funciones y fuerzas dentro y fuera de nosotros.  Además, el control de la respiración nos ayuda a controlar las emociones y la mente.
Las personas en búsqueda de metas espirituales usan la respiración como una forma de recordatorio del Ser Supremo.  Baal Shem Tov, el fundador de Hasidismo, una rama importante de Judaísmo, dijo, “Cada exhalación regresa a su fuente Arriba y otro respiro llega y entra desde Arriba.  Sabes que tu no estás respirando sino que Dios, bendito sea, está respirando en ti.  Recuerda a Dios, Su Misericordia y Grandeza con cada respiro.  La respiración nos da vida y la observación de ella nos despierta y nos dará conciencia y sabiduría. ‘Todas las almas alaban a Dios con cada respiro’  (Salmos 150)”
Una práctica meditativa sufí junta la respiración con el zikr (dhikr), la remembranza de Dios, repitiendo nombres de Dios, como “Allah” con la inhalación y “Hu” con la exhalación, en todo momento – una práctica similar a los Padres del Desierto, cristianos pre-iglesia.   
Los casos o métodos arriba citados parecen sólo eso, métodos para ayudarnos a desarrollar fuerza de voluntad, mantenernos más alerta a la realidad que nos rodea y a la consciencia de la presencia de Dios.  Mientras eso es verdad, hay mucho más.  El aire y la respiración son más que aire y respiración.  Todo lo arriba mencionado no pasa con sólo desearlo, no es sólo una conveniencia o truco.  No es una coincidencia que el aire y la respiración jueguen un papel importante en todas las tradiciones místicas.  Y aún más, el aire y la respiración son aspectos centrales en todas las religiones formales sin que la gente sepa – aunque no es obvio, la oración y especialmente el canto y el cantar son ejercicios de respiración.
Hay tres componentes que, cuando están funcionando correctamente y que están balanceados, llevan al aspirante a un estado de Ver – un estado de consciencia en que el mundo cambia su apariencia y el individuo empieza a ver con los ojos interiores y otros sentidos empiezan a desarrollarse.  Esta trinidad se compone del aire, la mente y el cuerpo.
Si eres científico o piensas con la racionalidad tridimensional, normal, del hemisferio izquierdo del cerebro, dirías que el aire nos da la vida porque contiene oxígeno y ya, eso es explicación suficiente.  Pero nosotros queremos saber por qué el oxígeno da vida.  Es porque el aire y el oxígeno contienen Hayy, aspecto divino de la vida.  Hayy (se pronuncia Jayy) es uno de los 99 nombres de Dios (los 99 que usamos en la ciencia sufí).  La fuerza que mueve, la energía que da cualquier cosa su poder o sus atributos y característicos distintos, vienen de la consciencia divina que es la base de la existencia o como dice Stephen Hawking, uno de los científicos más importante en este momento, la mente de Dios.  Esta energía que dan poderes y características distintas a cada cosa son ilimitados, como es Dios, pero los dividimos en 99 partes por razones prácticas.  Como un carro no es sólo hecho de metal, plástico y otros materiales y corre con gasolina sino que está hecho y corre por sus atributos divinos, poder (al-Malik y al-Jalil), beneficencia (al-Rajim) y otros ingredientes divinos, el aire saca su energía vital desde la fuente de todo poder y energía.  Así que cuando respiramos, estamos inhalando energía vital, una chispa de la esencia divina.  Pero esta energía no es completa, o sea, sólo está funcionando de una forma parcial por los impedimentos que nosotros mismos echamos en la mezcla, diluyendo su naturaleza divina y bajando su potencia y también le falta un ingrediente, la consciencia de la mente.  La mente real o consciencia del corazón es el principal componente de la trinidad de desarrollo espiritual. 
Cuando una persona respira, la naturaleza material o tridimensional, funciona como cualquier otra función corporal, a un nivel físico.  Cuando conscientemente dirige la atención de la mente a la respiración, el conjunto del aspecto multidimencional del aire y la mente, nuestra conexión a estados y mundos superiores, libera la energía vital llamado chi o prana.  Este aspecto del aire, que realmente está presente en todo lo que existe pero está a nuestra disposición más fácilmente a través del aire, cruza dimensiones o niveles de la existencia, haciendo posible una visión o consciencia más amplia de la realidad. 
Desde el principio de los tiempos el hombre ha usado ejercicios corporales, el cuerpo siendo el tercer componente de la trinidad arriba mencionado, para ejercer y desarrollar la habilidad de lograr esta presencia plena o consciencia integrada que hace la energía vital fluir y elevar la conciencia abriendo los sentidos interiores, llevándonos más cerca del la presencia y unificación con Dios.

Yoga Sufí
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