jueves, 31 de diciembre de 2015

El cuerpo como camino

Movimiento sagrado 1
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

“...el cuerpo no es sólo la envoltura del alma inmaterial sino una realidad vibrante bañada con la misma Consciencia … La separación habitual entre el cuerpo y la mente no sólo está injustificada sino que perjudica al tipo de totalidad de que los buscadores espirituales aspiran. Para exponerlo en términos tradicionales, el cuerpo es el templo de lo Divino. Es la base para comprender la unidad esencial de todo; es el trampolín a través del cual podemos lograr la iluminación.”

Son las palabras de un yogui hindú.  Pudo haber sido un cabalista judío, un taoísta, un gnóstico cristiano, un sufí musulmán o alguien de la rama mística de cualquier religión.  Todos son yoguis en el sentido que hacen prácticas físicas y mentales para lograr una visión más profunda de su realidad o como decimos, la unidad con el Divino y experimentar a Dios de primera mano.
Pero, ¿qué quieren decir esos enunciados?  Para abarcar ese tema tenemos que plantar primero una premisa sobre la cual basamos nuestra lógica.  Nosotros creemos o conjeturamos que la lógica exige que el mundo y nuestras vidas tengan un sentido o razón.  No podemos creer que todo esto, un mundo tan increíble e intrincado, pueda ser para nada más que vivir unos pocos años y morir.  Así que siempre habido personas y grupos, siguiendo enseñanzas antiguas o maestros dotados de una conexión con la fuente divina, quienes practicaran ejercicios diseñados para activar los sentidos interiores y así ampliar su visión. 
A diferencia del concepto común, ese trabajo no se lleva a cabo aislado, en una cueva lejos en las montañas, en el bosque o en un monasterio; la vida y el cuerpo son las herramientas surtidas por Dios para llegar a conocerlo a Él.  Mientras es verdad que el mundo y el cuerpo son grandes obstáculos para él que busca a Dios, no son en sí, malos – el obstáculo reside en nosotros mismos – convertimos al mundo y al cuerpo en obstáculos.
Allí empezamos.  ¿Cuáles son los obstáculos en nosotros mismos los cuales impiden nuestra visión del verdadero propósito de la vida? 

“¿Acaso no han viajado en la tierra para que pudieran poseer corazones con los cuales entender u oídos con los cuales oír?  Porque ciertamente no son los ojos que están ciegos, sino que ciegos están los corazones dentro de los pechos,” (Sagrado Corán 22:46)
Aquí el Corán se refiere al corazón que está ciego o que no puede ver.  No está hablando del órgano en el pecho sino del corazón espiritual, parte del cuerpo energético o sutil.  Este corazón es parte del alma, la conexión entre el mundo material y mundos superiores.  La mente real es la consciencia del corazón y de allí surge toda inspiración, pensamientos positivos y la guía divina.
La palabra ‘mente’ es usada de una forma indiscriminada para indicar el cerebro, pero el cerebro no es la mente.  Pero debido a esa confusión, digamos que hay tres mentes, la mente real, la mente/cerebro y la mente/nafs.  A ver, ¿qué son o cómo se diferencian éstos? 
Ya hemos definido la mente real como la puerta a la guía divina y la inspiración.  También, como hablaremos más adelante, es donde se encuentran los sentidos interiores como los ojos mencionados en la citación del Corán.  Mientras es común los artistas que atribuyen sus “creaciones” a sueños y “flashes” o chispazos de inspiración, también muchos científicos muy importantes y famosos han recibidos sus ideas y descubrimientos de la misma forma.  El cerebro no es la fuente de creaciones y descubrimientos importantes para la humanidad – son cosas recibidas a través de la mente real.
Entonces, ¿qué es y qué hace el cerebro?  El cerebro desempeña muchas tareas importantes para el cuerpo y la vida terrenal del hombre pero pensar no es una de ellas.  Ni es el depositario de recuerdos.  El cerebro es como un punto de distribución y comunicación del cuerpo así como el órgano de la percepción.  También el cerebro es un traductor, que traduce información de la mente real a una forma que podemos entender en nuestro estado material.  Adicionalmente el cerebro es como un radio que puede sintonizar, voluntariamente o involuntariamente, si hay la resonancia adecuada, con campos de energía colectivos.  El cerebro no inicia nada.  El cerebro recibe sus instrucciones de la mente real o de la mente/nafs.  Siendo la más común la mente/nafs.
El nafs, de que hemos hablado mucho y culpamos por todo lo malo en nosotros, no es en su esencia malo, sólo que le hemos permitido crecer más allá de su función apropiada.  De hecho, se puede llamar el nafs, el alma terrenal.  Su propósito original era equiparnos para la vida terrenal y protegernos contra peligros.  Pero por el amor y apego al mundo ha crecido tanto que ha formado una entidad en sí, una individualidad o personalidad falsa la que, como todos los organismos, tiene como su principal preocupación la conservación de sí mismo, es decir, ha cambiado de proteger al ser real a proteger a un ser ilusorio e irreal.  Esta entidad vive en un estado de miedo y ve amenazas en todas partes y reacciona contra ellas de una variedad de formas, mecanismos de defensa que pueden variar de arrogancia y agresión para cubrir su sentido básico de inferioridad, a timidez y bajo autoestima.  El nafs y su creación, la personalidad falsa y el ego, como el cerebro, tampoco piensan, sólo reaccionan.  Sin embargo, el nafs o ser bajo, envía instrucciones, basadas en miedo y reacciones a supuestas amenazas, al cerebro, el cual lleva a cabo procesos físicos, siendo el cerebro el iniciador de casi toda acción del cuerpo.
Cuando la gente habla de la paz interior o de silenciar la mente, está hablando del cerebro que está continuamente cotorreando un sinfín de tonterías que el nafs/ego ha alimentado.  La cantidad de malas percepciones, malentendidos, ideas equivocadas y pensamientos negativos que andan sueltos en el cerebro por causa de la alimentación desnutrida surtido por el nafs/ego es tanto que la mente real del corazón está casi imperceptible para la mayoría de la gente.
Todas las prácticas espirituales incluso la meditación son para limpiar todo ese lío de basura que oscurece o tapa la conexión con el corazón y la mente real.  Bueno, hablando de los auténticos no charlatanerías que son más comunes que los reales.  Las formas para cumplir esa tarea son muchas pero ahora hablamos del cuerpo y el cerebro.
El consejo, “Conócete a ti mismo y conocerás a Dios” y variaciones de eso, fueron expresados por sabios desde Aristóteles al Profeta del Islam.  La verdadero significado es conocer al nafs o ser bajo y así dominarlo, se revelara el verdadero ser, el cual es una chispa de la esencia de Dios.
Haciendo varias formas de meditación, especialmente en movimiento y cuando practicamos la auto-observación durante nuestras actividades cotidianas, tomamos la posición del observador de nosotros mismos.  ¿Quién es el observador?  El observador es la mente, la conciencia del corazón, el ser real.  La práctica de colocarnos en éste lugar cumple varios objetivos: observar al nafs/ego, como sus reacciones y maniobras funcionan, practicamos discriminado entre lo que es correcto e incorrecto, ejercitando y haciendo más fuerte la voluntad rechazando los impulsos del nafs/ego y su personalidad falsa y manteniéndonos en la mente real, se fortaleza la habilidad de distinguir entre lo que proviene del nafs/ego y lo que proviene del corazón espiritual.  Cuanto más tiempo duramos en esa posición, más fuerte se vuelve la mente real y más débil el ego.
Profundizaremos en este tipo de práctica en la siguiente parte, inshallah.


         Yoga Bioenergético Sufí

mojamadabdula@gmail.com

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