viernes, 29 de enero de 2016

El camino de acción, parte 1
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

Resulta curioso pero,  a pesar de todas las lecciones de los libros sagrados, y de las palabras y enseñanzas de todos los profetas y  maestros, gurús y santos, de todos modos la gente malinterpreta lo que dicen.
Varios musulmanes “fundamentalistas”  han discutido conmigo acerca del libre albedrío y la fuerza de voluntad, pues dicen que todo está escrito y que no podemos escoger nada, y según ellos lo afirma el  Corán.  Y yo he dicho que el escoger y  tomar decisiones, el libre albedrío, es la clave principal tanto del Islam como de todas las religiones y sendas espirituales que existen y han existido.
No voy a citar ejemplos del Corán sobre el libre albedrío, pues ya lo he hecho en otro escrito (“El decreto de Dios y el libre albedrío”, pídemelo si quieres), aquí vamos a tratar el tema desde otro ángulo. Veremos las enseñanzas como “metodologías”. Tal vez la palabra “metodología” no se usa habitualmente en este sentido, pero me parece apropiada para indicar que las enseñanzas de los libros sagrados y de los profetas y maestros son métodos. 
Para las personas que no creen que nuestro destino está en nuestras manos tengo unas preguntas: ¿por qué existen los libros sagrados, la Biblia, el Corán y los otros, es decir las palabras de Dios?  ¿Por qué los profetas nos urgieron hacer y no hacer ciertas cosas?  Si todo está escrito y no hay posibilidad de cambiar nada, si no podemos decidir nuestro destino ¿por qué nos han explicado cómo podemos hacerlo?  Bueno, debería ser obvio que, en realidad, tenemos mucho que ver con lo que nos pasa, con nuestro futuro y nuestra vida espiritual.  Si no pudiéramos decidir, si no pudiéramos escoger entre lo correcto y lo incorrecto, no tendríamos culpa de nada ni tampoco mereceríamos una recompensa. Así,   olvídate del karma.  
Las enseñanzas de Cristo y de Muhammad (la paz sea con ellos) son, en realidad, métodos para lograr la “iluminación”, la “realización”, el “nirvana”, la Unidad con Dios. Todas ellas son expresiones que aluden a la razón por la cual estamos aquí en la tierra, y que consiste en aprender cómo sintonizarnos con la frecuencia divina. Si pudiéramos hacer lo que ellos nos explicaron, lograríamos inmediatamente la meta, conocer a Dios y lograr la iluminación.  Sus palabras eran (son) el método.
Todas las prácticas espirituales, el dhikr (mantra), la meditación, etc. sólo existen para ayudarnos en esa tarea, la de limpiarnos de la negatividad que nos separa de nuestro ser real, nuestra realidad divina, a través de la muerte del ego.  Esas prácticas son sumamente importantes pero son de carácter lento, gradual.  Nuestro progreso depende de la acción de nuestra parte.  ¿Para qué he puesto tanto énfasis en la auto-observación?  Tenemos que hacer los cambios personalmente, no esperar milagros.  “El amor es el camino más rápido para llegar a Dios”, sólo saber y creer eso no va a llevarnos a Dios, tenemos que hacerlo.  ¿Juzgar y criticar mentalmente a  otras personas proviene del amor?  No pero, si observas que tu cerebro está pensando incorrectamente y corriges el cerebro y dejas de pensar así, transformarás la energía negativa en energía positiva.  Si piensas de forma egoísta, reconoces lo que estás haciendo y cambias la emoción, es como si usaras un trapo para quitar mugre que obstaculiza la conexión con el corazón espiritual  y así hace la conexión con Dios más fuerte.  Ese es el propósito de observarse a uno mismo – ver y corregir.  Tenemos que trabajar en ser buenas personas, trabajar duro y reconocer cómo el nafs/ego está controlándonos y dirigiéndonos por el mal camino. Cada corrección, cada acción que hacemos en contra del ego produce energía divina, y la podremos sentir si estamos despiertos.  Combatir lo malo en nosotros genera lo bueno (la fricción producida por la lucha contra el mal tiene un efecto transformador).  Además del trabajo interno también está el trabajo externo importante, como  trabajar para ayudar al prójimo, la caridad, ya sea de forma material o brindando nuestro tiempo, o aún mediante una sonrisa y un aporte de buen humor. Esas son las prácticas espirituales más efectivas que existen, allí está el amor, la frecuencia divina.  El Sufismo es un camino de acción.   Continuaremos, inshallah.

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martes, 26 de enero de 2016

“…Hagamos al hombre a nuestra imagen…”
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. (Biblia, Génesis 1:26)

Tu Señor dijo a los ángeles: “Voy a poner en la tierra a alguien que ha de heredarla.”
Dijeron: “¿Vas a poner en ella a alguien que extenderá la corrupción en ella y la corromperá -- mientras que nosotros proclamamos Tu gloria infinita, Te alabamos y santificamos Tu nombre?”
[Dios] respondió: “Ciertamente, Yo sé lo que vosotros no sabéis.”
Y enseñó a Adán los nombres de todas las cosas; luego se las mostró a los ángeles y les dijo: “Decidme los nombres de estas [cosas], si es verdad lo que decís.”
Dijeron: ”¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has impartido.
Ciertamente, sólo Tú eres omnisciente, sabio.”
Dijo: “¡Oh Adán! Infórmales de los nombres de estas [cosas].”
Y cuando [Adán] les hubo informado de sus nombres, [Dios] dijo: “¿No os dije: ‘Ciertamente, sólo Yo conozco la realidad oculta de los cielos y de la tierra, y conozco todo lo que ponéis de manifiesto y todo lo que ocultáis’?” (Corán 2:30-33)

En el libro del Zohar, Rabbi Simón ben Yohay dice, “Lastima los que dicen que el Torá (los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, los libros de Moisés) contiene cuentos literales.  Las historias en el Torá son la ropa del Torá y ellos que piensan que la ropa es el Torá verdadero y no hay nada más serán condenados y no tendrán nada en el siguiente mundo.”  (El libro del Zohar es el libro más importante de la Cábala, la rama mística del Judaísmo y el predecesor al Sufismo, los son portadores del conocimiento perenne.)
El Torá literal con sus historias y decretos, si tomados literalmente, no contienen nada que nos ayude a reconocer o conocer nuestro Creador.  Aún más, hay decretos y leyes en eso que la razón y lógica no toleran. 
Cualquier persona que ha leído o intentado leer el Antiguo Testamento seguramente se ha asustado y/o incrédula por los acontecimientos descritos.  Además de sucesos difíciles creer hay mucha violencia y situaciones que parecen no tener nada que ver con lo espiritual.  Sin embargo el Torá así como los otros libros sagrados está lleno de sabiduría ocultada detrás simbolismo y alegoría.  El Torá es muy profundo pero para entenderlo o tiene que leerlo en su idioma original (Hebreo) y estudiar la ciencia mística de ese idioma que es en realidad un código espiritual, leer las interpretaciones en el Zohar y otros libros de la Cábala o meditar y hacer prácticas espirituales para descifrar el contenido escondido detrás de la “ropa” literal.
Como el Antiguo Testamento, nosotros también somos recipientes de conocimiento enterrado, cubierto de vestidura engañosa.  El ego y nuestra imagen de ser, nuestra idea de quienes somos, nuestros deseos materiales, miedos y nuestro concepto de auto-importancia, nos ciegan de nuestra realidad como chispas de la esencia divina, nuestra realidad como “imágenes de Dios”.  En este momento estamos muy lejos de esta realidad pero esa es la mera razón por la que Dios nos envió a la tierra, nuestro propósito en esta vida es la realización, descubrir y poner en acción nuestra divinidad oculta.  Los nombres que Dios enseñó a Adán eran los infinitos atributos de Dios mismo (los 99 nombres en el Corán así como otros tantos) y la “nuestra imagen” de Génesis representan el potencial que todo tenemos de “Sé perfecto como tu Padre en el Cielo” (Mateo 5:48)
Nada de eso sucede automáticamente y nadie puede hacerlo por ti (o por mí), hay trabajo para hacer.  No hay otra razón por la que estamos aquí, así que debe ser nuestra prioridad.

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domingo, 24 de enero de 2016

La conexión material/espiritual
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari
El Profeta (la paz sea con él) dijo, “Cuando una persona comete un pecado una mancha negra aparece en su corazón.  Si él o ella se arrepiente y pide perdón, eso pulirá el corazón pero si repite el pecado, la mancha crecerá hasta que cubre todo el corazón”.
Generalmente expresiones como la de arriba tanto de los hadices como en el Corán son están consideradas como metafóricas o simbólicas.  Pero, aunque el Corán contiene mucho simbolismo, lo que dijo el Profeta, esto de las machas es pura ciencia.  Es un ejemplo de porque es tan difícil entender mucho en el Corán y los hadices y hay tantos malentendidos, la manera de hablar y los significados de las palabras de hace 1400 o más años es diferentes de hoy.  Para la gente con quien el Profeta hablaba entendieron lo que dijo como realidades tangibles e información crítica a su desarrollo espiritual, su futuro tanto en la tierra como en la siguiente etapa de su vida eterna.
El corazón a que se refiere es al corazón del cuerpo energético, el cuerpo con que vamos a continuar nuestro viaje después de la muerte terrenal, cuando nos deshagamos de este cuerpo denso como cuando una serpiente cambia de piel.  Este cuerpo energético es parte del alma y también muy relacionado con el cuerpo físico.  Los pensamientos, emociones y acciones afectan los dos cuerpos, lo que pensamos y sentimos hace cambios positivos y/o negativos en el cuerpo físico que afecta nuestra vida ahora y también lo que pensamos, sentimos y hacemos produce cambios en el cuerpo energético que tiene consecuencias importantes en nuestra vida más adelante.
Un “pecado” es un error que cometemos que obstaculiza nuestro progreso espiritual, es una intensión o acto en contra de las leyes universales que no encaja con lo que es la realidad, en contra de la armonía entre nosotros y Dios o la Energía Suprema.  Estos actos, pensamientos o emociones forman bloqueos en los cuerpos físicos y energéticos que no permiten pasar energía divina, energía vital, que es necesario para la salud física y el crecimiento del cuerpo energético y alma.  Deja de pensar que un pecado es algo contra Dios como si Él fuera un anciano sentado en una nube castigando uno y otro por sus “pecados”, pensar así encoge tu cerebro y habilidad de ver y entender la realidad de este mundo y más allá.  Un pecado es igual que tratar de romper las leyes de la física, si te lanzas de un edificio de tres pisos sabes lo que va a pasar, si actúas contra las leyes morales las consecuencias son iguales, ciertas y automáticas.  Dios no castiga a nadie, nos castigamos nosotros mismos. 
Los errores pequeños tienen efectos cumulativos como dijo el Profeta (s.a.w.s), una mancha más otra más otra y así sucesivamente hasta que todo el corazón está enterrado y la guía divina no puede llegar a nuestra consciencia y el crecimiento del alma se estanca.  Como resultado llegaremos al Más Allá, a la siguiente etapa de nuestra vida, deformados y quién sabe cuál será el futuro.
Según los compañeros del Profeta, el Profeta no arroja sombra, no tenía sombra.  ¿Cómo es que el Profeta no tenía sombra, que en el sol su cuerpo no produjera sombra en el suelo o en ningún lugar?  Es porque el Profeta no tenía ego, su nafs estaba totalmente purificado.  Es un ejemplo además del estado espiritual del Profeta (la paz sea con él) eso muestra la conexión íntima entre lo físico o material y lo espiritual.  Cada pensamiento, emoción y acción está conectado a nuestra totalidad, nuestra vida terrenal y nuestro futuro espiritual.
Los errores no son sólo los “pecados” morales sino también todo lo que incumbe al ego, nuestra imagen de ser (la fantasía de quiénes somos), nuestras palabras y pensamientos negativos y más.  Todos dejan huellas tanto en el cuerpo físico como en el cuerpo energético.  Los errores de este tipo causan confusión energética en el cuerpo lo que conduce a enfermedades y espiritualmente tapan el fluido de energía divina.

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miércoles, 20 de enero de 2016

la inercia
                                             Por Maestro Mohammad Abdullah Ansari

“Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él.[]”  Eso es la primera ley de Newton – la ley de inercia. 

Isaac Newton descubrió y formuló esta ley para explicar el movimiento y comportamiento de objetos físicos.  Sin embargo esa ley aplica muy bien al ser humano, su movimiento, comportamiento, emociones, cerebro y mente.  De hecho, nuestro viaje espiritual también se conforma con leyes no tan diferentes de los de la física, especialmente la física cuántica – como he dicho, la ciencia física es, en realidad, una extensión de las leyes universales, o sea, espirituales.
La naturaleza de la existencia en esta etapa de nuestra existencia y del mundo en que vivimos es movimiento.  Para encajar y aprovechar de lo que este mundo nos ofrezca tenemos que estar en movimiento – al no mover, empezamos a morir.  (Hay movimiento que no es visible y hay movimiento visible que no tiene vida – hablaremos de eso más adelante) 
Ahora todos deben entender que este mundo tiene un propósito, el de conocer a Dios y el desarrollo del alma que llegó aquí a la tierra incompleta.  Para hacer eso tenemos que estar activos, alertas y trabajadores.  El mundo, así como todo lo demás, es una forma u otra de energía, ondas de diferentes frecuencias y todo que hacemos resuena con diferentes frecuencias que nos afectan de una multitud de maneras positiva o negativamente.
Primero hablamos del cuerpo y la salud.  Hubo un estudio en Estado Unidos de personas jubiladas que mostró que los jubilados que no estaban ocupados con actividades (otro trabajo, hobby o deportes), promedio murieron dentro de los cinco años después de su retiro.  Un dicho chino dice, “Las bisagras de la puerta que no se usan, se oxidan”.  Las personas grandes que no hacen ejercicio o no son muy activas, empiezan a desarrollar dolores en sus articulaciones (sus bisagras empiezan a oxidarse).  De igual forma, el cerebro no usado empieza a morir – literalmente las células cerebrales se mueren (no es por edad sino por falta de uso).
Regresando a la inercia: vemos una conexión o similitud entre la inercia y los hábitos.  El ser humano es una creatura de hábitos.  El cuerpo, el cerebro y las emociones desarrollan hábitos fácilmente por pocas repeticiones de una actividad (o manera de pensar).  Nuestra vida es una cadena de hábitos, o sea, acciones repetidas.  Muchos de esos hábitos son buenos, sin ciertos hábitos tendríamos que pensar en cada movimiento que hacemos todo el día – salir de la cama, vestirse, lavarse los dientes, hacer el café – por pensar en cada movimiento no cumpliríamos casi nada.  Pero el hábito además de aliviarnos de pensar en cada cosa, también significa, como ya dije, no pensar, y actividades habituales hechos automáticamente, sin pensar, inconscientemente, es una forma de dormir.  Así que los hábitos son necesarios hasta un punto pero sumamente perjudiciales a nuestro desarrollo espiritual cuando pasan su punto beneficioso.  Por esa razón la práctica sufí de viajar, mudarse y buscar cambios – hacer las cosas de diferentes maneras y evitar hábitos.  Aunque no me creas, los hábitos además de adormecer el cerebro y disminuir la consciencia, afectan adversamente al cuerpo físico así como al cuerpo energético.  Si estuvieras observándote a ti mismo, especialmente las emociones y sensaciones físicas, te percatarías de ciertas sensaciones negativas, como encogimiento, pesadez, como si algo estuviera echando a perder, cuando se desarrollan patrones habituales excesivas en tu vida (bueno, todos experimentan la cosas un poco diferentes, pero obsérvate (¿sentírate?), trata de sentir y evaluar las sensaciones corporales sutiles.  Realmente el cuerpo empieza a echarse a perder, nuestras ganas de hacer y mover empiezan a disminuir gradualmente y furtivamente hasta que empezamos a enfermarnos.  Paralela con esos sucesos físicos la ley de inercia nos afecta emocionalmente tanto que no queremos cambiar nada, el nivel de energía baja tanto que no tenemos suficiente para ni buscar soluciones o, en caso de la mayoría de la gente, ni se da cuenta que hay un problema.
Los hábitos, buenos y malos, hacen ranuras en el cuerpo energético (contamos con varios cuerpos – en este caso me refiero al cuerpo de patrones que tanto influencia al cuerpo físico como está influenciado por nuestro comportamiento, el cuerpo físico y energético patronal se afectan mutuamente – que crea un círculo vicioso o virtuoso).  Esas ranuras son la programación que guía el cuerpo físico incluyendo el cerebro. 

La única salida de esta declinación fatal es recurrir al intelecto – el intelecto y la fuerza de voluntad.  Como dije arriba, debemos pasar tiempo pensando y evaluando nuestra situación y los motivos e inclinaciones que tenemos y hacer un plan de acción (o rendirnos y seguimos hacia abajo).  Pero, hay un problema como hemos hablado… la fuerza, la energía, la motivación.  Primero te digo si realmente inviertas el tiempo en contemplación, evaluando todo como he explicado en la primer parte de esta serie…

“La cuestión es ¿qué tan grande es tu deseo de lograr la meta?  Todavía no encuentras la energía necesaria para hacer las prácticas así que allí empezamos – contemplación.  Siéntate en forma de meditación, calibra un reloj regresivo (timer) a 15 ó 20 minutos, plantea la pregunta (¿creo, quiero…?), trata de dejar de pensar al principio pero después de unos minutos deja surgir los pensamientos y sólo obsérvalos de forma indiferente.  Haz esa contemplación todos los días hasta que recibas indicaciones o instrucciones concretas.”

 …encontrarás más energía y ganas.  Acción seguida, necesitamos parar el proceso de estancamiento y pudrimiento físico/emocional que está paralizando el movimiento, la marcha adelante.

Como es mencionado arriba, el movimiento y cambio son la naturaleza de este mundo, el estancamiento es la muerte.  Sabes que cada día miles de millones de las células de tu cuerpo mueren y son reemplazadas por otras.  Después de un tiempo determinado el cuerpo se transforma por completo, de hecho cada día el cuerpo no es el mismo que el día anterior (incluyendo el cerebro).  Si es así, ¿dónde está la programación tanto innata (ADN) como desarrollada que hace tú, tú (que te hace quién eres)?  No somos el cuerpo, todo lo material es movido por realidades, entidades, no materiales.  Los cuerpos energéticos, la consciencia (la mente), el corazón espiritual y el intelecto. 
Si quieres vivir tienes que moverte.  Para despertar la energía y recuperar la motivación de moverte y regresar o quédate en el camino hacia la realización, el camino hacia Dios, (después de la contemplación arriba mencionada) haz cambios, rompe hábitos, haz ejercicio, cambia tu horario, reacomodar los muebles, cambia la ruta a tu trabajo, cambia de dieta, deja de ver tu programa favorito de televisión, cambia de manera de vestir, caminar sin rumbo por áreas nuevas, haz cosas que no te gusta hacer… bueno, la lista no tiene fin – deja de hacer o cambia la manera en que haces lo que haces habitualmente y verás un mundo nuevo.
Recuerda que tu cuerpo es la conexión.  A través del cuerpo hacemos la conexión con el universo y la Energía Suprema.  El cuerpo es una herramienta que suministra información importante para nuestro desarrollo espiritual y avisos importantes que, si prestamos atención, pueden ayudarnos evitar muchas dificultades en la vida y en el camino espiritual.
Continuamos con unos ejercicios, inshallah

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domingo, 10 de enero de 2016

Ejercicio físico y la espiritualidad #1
Por Maestro Mohammad Abdullah Ansari

En todas las sendas espirituales y religiosas, desde los principios de los tiempos, el movimiento corporal ha sido parte de sus ritos y rituales tanto en la religión formal como en las ramas místicas o esotéricas.  La oración ritual, el salat del Islam es muy físico, casi una forma de Hatha Yoga y aunque no es muy conocido, una oración muy semejante la hacen los cristianos coptos de Egipto y Etiopia que siguen la más antigua forma de cristianismo, el de Cristo, así como los judíos ortodoxos que oran tres veces por día inclinando el cuerpo y postrándose en el piso casi igual que los musulmanes.  Originalmente la danza de los indígenas de todos los países eran, en realidad, una forma de meditación en movimiento y no era, de ninguna manera, entretenimiento, eran para los participantes y no para los espectadores. 
Bodhidharma (440–528 C.E) era un monje budista de la India.  Bodhidharma (Ta Mo en Chino) fue a China para enseñar el Budismo.  Encontró a los monjes en tan mala condición física que no pudieron aguantar el rigor de la meditación y las prácticas espirituales.  Para ponerlos en buena condición Bodhidharma les enseñó ejercicios de movimiento consciente que, con el tiempo, se desarrollaron en formas de Taichí y ejercicios similares de Qigong (Chigong).  El Taoísmo ya había existido en China con ejercicios internos de movimientos lentos que conocemos ahora como Chigong.  No es muy claro el origen exacto de esos ejercicios mente/cuerpo, unos cuantos vienen del Taoísmo y otros de Bodhidharma y de la India pero el punto es que los ejercicios físicos han sido siempre conectados con sendas espirituales. 
La historia de Bodhidharma también nos señala la importancia de la salud física para las personas con enfoque espiritual.  Cuando estamos enfermos es difícil desempeñar el trabajo exigido para lograr la conexión con la Fuerza Divina.  Enfermos es difícil pensar en más que el cuerpo y dolor.  El camino espiritual requiere un cuerpo sano y fuerte.  El Buda así como muchos otros sabios probaron el camino del ascetismo, la austeridad y autocastigo y lo rechazaron. 
Los ejercicios del estilo chino e indio tienen un aspecto muy importante que los distingue de ejercicios ordinarios – combinan el movimiento físico con la atención mental así como también el aire y la respiración. 
La palabra yoga es sánscrita y técnicamente se refiere a Hatha Yoga de la India.  Sin embargo la palabra es usada por muchas otras formas de ejercicios semejantes por todo el mundo por ser tan apropiada para indicar esa forma de ejercicio mente/cuerpo.  El Chigong de China es el método de hacerse consciente de la energía vital, el chi (o prana en sánscrito) y conscientemente moverla para lograr un estado de integridad tanto física como mental y espiritual.  Es, en realidad, una forma de meditación en movimiento (aunque hay ejercicios de Chigong en que el cuerpo se queda casi inmóvil – pero aun en ellos hay mucho movimiento interno así como trabajo mental).
Los ejercicios mente/cuerpo, hechos correctamente, tienen un aspecto o enfoque no tan diferente de unas formas de meditación budista de atención plena que conducen a una consciencia más amplia de uno mismo y la existencia.
Casi todas las formas de meditación tanto estática como en movimiento incluyen, de una forma u otra, la respiración.  El aire y la respiración juegan un rol primordial en la forma de ejercicio que vamos a tratar a continuación.  El aire es el portador de chi, la energía vital.  Aunque el cuerpo está lleno de chi, debido a muchos factores, está bloqueado y no fluye bien lo que conduce a problemas físicos y enfermedades.  Tanto el cuerpo físico como nuestro estado emocional y espiritual dependen del buen fluido de la energía vital.  Factores internos como el ADN, los genes, como factores externos, ambientales e influencias culturales y sociales, están trabajando en nuestra contra.  La buena salud en su aspecto más amplia requiere nuestra participación.  Continuaremos.
Yoga Sufí

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viernes, 8 de enero de 2016

Prácticas de Yoga Sufí

Ver las partes de un todo

Recuerda que cuando estás pensando en un evento del pasado, estás aquí ahora en este momento pensando en un evento del pasado.  No estoy jugando con palabras.  Generalmente cuando una persona piensa en el pasado, se pierda y termina, de alguna forma, en el pasado – pierda su consciencia del presente, es decir, sale de la realidad en una fantasía.  Pero si intentas quedar en el presente aun si estás pensando en el pasado, experimentarás un despertar.
Ahora mira un objeto alrededor, el cuarto en que estás, una silla, mesa o lo que sea, mira fijamente el objeto.  De repente tu cerebro empieza a hacer asociaciones, pensamientos de sucesos, experiencias que has tenido con esa cosa en el pasado u opiniones, gustos o disgustos, etc.  Mira esos pensamientos como objetos flotando en el aire, cosas ajenas, sepárate de ellos y obsérvalos.  Puedes mover la atención a otro objeto en el cuarto y observa como el cerebro cambia a otro juego de pensamientos.  Trata de mantenerte separado, un observador desinteresado todo el tiempo manteniendo una consciencia de tu presencia física, tu cuerpo. 
Los recuerdos y pensamientos toman diferentes formas.  Todos los recuerdos que tenemos de sucesos pasados son distorsionados por miedos, prejuicios y acontecimientos, es decir que los recuerdos son percepciones, percepciones basadas en sucesos reales pero distorsionadas a un grado u otro por asociaciones con otros eventos y/o emociones.  Eso es un lado de recuerdos y pensamientos – cosas semi-reales.
Por otro lado, como hemos hablado, los pensamientos son reales, tangibles, vibraciones medibles con efectos reales y tangibles.  Pero el efecto en la persona de un recuerdo no tiene que ver con lo que pasó, el pasado no es la causa de nada.  El efecto, bueno o malo es algo del momento actual.  Si algo desagradable me pasó hace tiempo y me afectó emocionalmente, es por la manera en que percibo el recuerdo no el recuerdo en sí, es mi estado emocional en este momento – el efecto sucede en el presente.
Regresamos otra vez a la realidad de nuestro estado, la naturaleza de nuestra presencia en la tierra en estos cuerpos.  Somos visitantes de este lugar, la tierra, y habitamos temporalmente estos cuerpos – habitamos, no somos estos cuerpos, no somos el cerebro.  Es el principio clave tanto de la felicidad mundana como el progreso espiritual.  Cuanto más nos identificamos con el cuerpo y cerebro más expuestos estaremos a sufrimiento y problemas y más estancados estaremos en un estado semi-real, lejos de una percepción de la Realidad.
Sin embargo no estamos aquí para nada, hay razones y también el cuerpo, a diferencia de las creencias de algunas religiones puritanas, tienen propósitos importantes, es una herramienta que puede ayudarnos a experimentar a Dios.
¿Puede un martillo martillar o un carro manejarse a sí mismo?  Cuando nos identificamos con el cuerpo y cerebro y no entendemos la realidad de nuestro estado en este mundo, quedamos expuestos a toda forma de sucesos mundanos y perdemos el control de nosotros mismos.  Sólo cuando nos separamos de “nosotros mismos”, o sea, del cuerpo y cerebro, y los vemos como realmente son, entidades distintas de nuestro ser real, lugares en que habitamos y cosas que usamos por un tiempo, sólo entonces podemos realmente “hacer”, estar libres de influencias ajenas y de las emociones y pasiones del ego y tomar decisiones propias.
Tomar control de uno mismo implica una dualidad, como el carro no puede manejarse sólo, si tú eres tu cuerpo, no puedes manejarlo, serás manejado por otros – el ego, las emociones, influencias internas (el ADN, inclinaciones heredadas) e influencias externas.

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sábado, 2 de enero de 2016

Dios es indulgente
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

“Aquellos que evitan los pecados [realmente] graves y los actos inmorales –aunque a veces caigan --ciertamente, tu Sustentador es [con ellos] sumamente indulgente.
Él es plenamente consciente de vosotros cuando os crea de la tierra, y cuando estáis ocultos aún en el vientre de vuestras madres: no os tengáis, pues, por puros – [porque] Él sabe bien quien es consciente de Él.” (Sagrado Corán 53:32)

“…y que, cuando han cometido un acto vergonzoso o han sido injustos consigo mismos, recuerdan a Dios y piden perdón por sus faltas --¿pues quién puede perdonar las faltas sino Dios?-- y no reinciden a sabiendas en el [mal] que hicieron.
Esos obtendrán el perdón de su Sustentador por recompensa, y jardines por los que corren arroyos, en los que residirán: ¡que excelente recompensa para los que se esfuerzan! (Sagrado Corán 3:135-136)

No debes pensar que el ayat arriba mencionado, 53:32, significa que si no matamos o robamos podemos hacer lo que sea, cometer “pecados” y todo estará bien porque Dios es indulgente.  Primero es importante entender que es un pecado.  Como dice en el otro ayat, 3:135, “han sido injustos consigo mismos”, un pecado no hace nada a Dios, un pecado nos afecta a nosotros mismos.  Un pecado es, en realidad, un error que causa bloqueos en nuestro cuerpo y ser que impide el fluido de la energía divina, reduce la posibilidad de recibir la guía de Dios que siempre está a la puerta de la mente (mente real) esperando entrar.  Pero Dios nos da un remedio, una receta para quitar los bloqueos, es el de pedir perdón y recordar a Dios (dhikr).  Pedir perdón con seriedad es una acción física, el pensamiento de perdón serio produce una vibración que se extiende por todo el cuerpo equilibrando fuerzas.  El de recordar a Dios (dhikr = remembranza), también es una vibración de la frecuencia igual de amor que hace una conexión con la frecuencia divina.  Obviamente también ha de estar la intensión seria de no repetir el error.  También eso se trata de energía.  El esfuerzo de luchar contra nuestros errores produce energía positiva y la acumulación de esa forma de energía hace el trabajo cada vez más fácil – por eso tenemos que seguir luchando aunque fallemos una y otra vez, la lucha y la sensación de pedir perdón nos da más y más energía para ganar la batalla.
“no os tengáis, pues, por puros”, no debemos pensar que somos perfectos, ni cerca, pero lo importante es la lucha, el verdadero significado de yijad, el Yijad-al-Akbar, la gran lucha contra el nafs/ego.  “El hombre se inclina hacer el mal” dice el Corán.  Eso no significa que esencialmente el ser humano es malo sino que por las circunstancias de la vida material y sus influencias, nuestro ADN e influencias ajenas como la sociedad, cultura y familia, estamos invadidos de impulsos incorrectos.  Eso es nuestro trabajo.  Si no luchamos contra los impulsos negativos van de mal a peor y estaremos  perdidos.
“tu Sustentador (Dios) es sumamente indulgente”.  Allah, Dios, es Halim, el que aguanta, Dios de Saber, el Paciente.  Esos son dos de los 99 nombres de Allah.  Son atributos de Dios que nosotros debemos aprender y tratar de hacer atributos nuestros.  Vemos a otros cometiendo errores que están perjudicando a ellos mismos, separándolos de la conexión divina pero no podemos juzgar – quién sabe su relación íntima con Dios, quién sabe si su error es una cosa leve que Dios va a perdonar, quién sabe realmente el interior de esa persona.  A pesar de apariencias, el “pecador” que vemos puede recibir el perdón de Dios y terminar muy superior a nosotros.  “Todos somos pecadores” dice los cristianos – aunque la expresión tiene un tono negativo y falta su significado científico, no está demasiado lejos de la verdad, todos estamos cometiendo errores.  La gran diferencia es que algunos de nosotros sabemos eso y estamos intentando de hacer correcciones en nosotros mismos.  Sin embargo todos, todo el mundo, santos y pecadores estamos en camino, todos en diferentes etapas del viaje pero todos en rumbo a Dios – juntos.

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