Un estudiante preguntó acerca
mandato bíblico y coránico de “no juzgar”
Salam alaikum G… –
Hace unas semanas participé en una conferencia (por Internet) con unos
hermanos/as de nuestra tariqa. El tema
de la discusión fue las virtudes. Todos
saben cuáles son las virtudes pero lo que yo digo es que hoy en día eso no es
suficiente, hoy en día la gente quiere saber ¿por qué? Nosotros somos maestros y queremos enseñar a
la gente la conducta correcta que conduce a la cercanía de Dios y a Su
guía. Hacer una lista de conducta
virtuosa ya no sirve. “¿Por qué debo
amar, ser honesto, ayudar al prójimo, tener compasión, no juzgar, etc.,
etc,? la gente pregunta porque no sabe
las razones ni sabe qué es una virtud.
En tiempos en que vivían un los profetas o grandes maestros, el poder y la
energía, del maestro era tanta que la gente captaba más que sólo las palabras,
el maestro hablaba directamente al corazón de sus oyentes. Ahora no es así.
En la cuestión de “no juzgar” primero debemos distinguir entre dos formas
de juicio. Las formas son la de la
sociedad y la del individuo. Obviamente
la sociedad tiene que capturar, juzgar y castigar delincuentes. Las leyes son necesarias para mantener orden
en la sociedad para el bien de todos.
Ese no es nuestro tema.
Estamos hablando del hábito omnipresente de juzgar, especialmente
mentalmente, a otras personas por sus acciones y manera de ser. Se llama “la mente chango” ese dialogo
interno constante. Es la naturaleza del
cerebro pero cuando los temas del “chango” son negativos encontramos
problemas. Empezamos del más tosco de
los problemas. La mente y el cuerpo
están íntimamente conectados y el cuerpo sigue o refleja el cerebro y la
naturaleza de los pensamientos.
Inmediatamente al pensar en cosas negativas, o sea, cosas contra alguien
más o de cualquier acontecimiento que no coincide con nuestros conceptos o pensamos
que va a perjudicarnos, los músculos empiezan a hacerse tensos. Si eso ocurre con frecuencia se desarrollan
nudos tanto en los músculos como en otras partes que, a final de cuentas
obstruyen funciones importantes en el cuerpo lo que termina en enfermedades.
Vamos un paso más profundo. El
cuerpo es un conductor de energía. Todo
en el mundo funciona según patrones energéticos. Los pensamientos son ondas de energía y la
naturaleza o frecuencias de los pensamientos conforman con reglas igual como cualquier
cosa física – es ciencia. Los
pensamientos negativos tienen frecuencias más densas y corren por todo el
cuerpo restringiendo el fluido de energía lo que afecta los músculos y órganos
y otra vez conduciendo a enfermedades.
Intelectualmente debemos entender que al juzgar a otra persona ya sea por
el color de sus calcetines, sus creencias que no coinciden con las de nosotros
o por conducta más seria, no es lógico. Como Jesús dijo, “Aquel de vosotros que esté
libre de pecado, que tire la primera piedra”, todos hemos cometido errores y
criticar a otros de forma negativa (con malicia o malos sentimientos) no tiene
sentido. Sin embargo, todos lo hacemos
porque saber algo intelectualmente no es suficiente, tenemos que entender en el
corazón.
Como es arriba
mencionado la energía negativa afecta negativamente a los músculos y el cuerpo
en general. Pero hay otra forma de
energía más sutil. Esta energía sutil es
la energía asociada con el amor, es una energía que nos conecta con Dios, es
parte de la Energía Suprema. Si esa
energía está interrumpida la conexión con la Energía Divina se corta o se
reduce. Con la práctica puedes sentir
esa energía por pensar en Dios, por sentir amor, por meditar u orar y por
reducir el poder del ego.
El cuerpo
energético a través del que fluye la energía sutil está conectado con el cuerpo
físico y el cerebro. Lo que hacemos y
pensamos es sumamente importante. El
cerebro tiene dos lados, o dos y dos, o sea, en términos físicos los
pensamientos pueden ser buenos o malos con efectos correspondientes, dos lados
físicos. Por otro lado el cerebro es
importante espiritualmente, es el traductor de la mente, la mente siendo la
consciencia del corazón, un eslabón en la cadena de guía divina. El cerebro recibe instrucciones de dos partes,
del nafs/ego y/o de la mente real, pero lo que viene del ego y las influencias
ajenas son tan fuerte que tapan el paso hacia el cerebro que se reduce
significativamente la información divina de la mente. Los pensamientos negativos son del ego e
impiden el paso de la energía divina, su guía y el bienestar espiritual.
Salam,
Sheij Mohammad Abdullah
La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai
Ansariyya
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