viernes, 29 de enero de 2016

El camino de acción, parte 1
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

Resulta curioso pero,  a pesar de todas las lecciones de los libros sagrados, y de las palabras y enseñanzas de todos los profetas y  maestros, gurús y santos, de todos modos la gente malinterpreta lo que dicen.
Varios musulmanes “fundamentalistas”  han discutido conmigo acerca del libre albedrío y la fuerza de voluntad, pues dicen que todo está escrito y que no podemos escoger nada, y según ellos lo afirma el  Corán.  Y yo he dicho que el escoger y  tomar decisiones, el libre albedrío, es la clave principal tanto del Islam como de todas las religiones y sendas espirituales que existen y han existido.
No voy a citar ejemplos del Corán sobre el libre albedrío, pues ya lo he hecho en otro escrito (“El decreto de Dios y el libre albedrío”, pídemelo si quieres), aquí vamos a tratar el tema desde otro ángulo. Veremos las enseñanzas como “metodologías”. Tal vez la palabra “metodología” no se usa habitualmente en este sentido, pero me parece apropiada para indicar que las enseñanzas de los libros sagrados y de los profetas y maestros son métodos. 
Para las personas que no creen que nuestro destino está en nuestras manos tengo unas preguntas: ¿por qué existen los libros sagrados, la Biblia, el Corán y los otros, es decir las palabras de Dios?  ¿Por qué los profetas nos urgieron hacer y no hacer ciertas cosas?  Si todo está escrito y no hay posibilidad de cambiar nada, si no podemos decidir nuestro destino ¿por qué nos han explicado cómo podemos hacerlo?  Bueno, debería ser obvio que, en realidad, tenemos mucho que ver con lo que nos pasa, con nuestro futuro y nuestra vida espiritual.  Si no pudiéramos decidir, si no pudiéramos escoger entre lo correcto y lo incorrecto, no tendríamos culpa de nada ni tampoco mereceríamos una recompensa. Así,   olvídate del karma.  
Las enseñanzas de Cristo y de Muhammad (la paz sea con ellos) son, en realidad, métodos para lograr la “iluminación”, la “realización”, el “nirvana”, la Unidad con Dios. Todas ellas son expresiones que aluden a la razón por la cual estamos aquí en la tierra, y que consiste en aprender cómo sintonizarnos con la frecuencia divina. Si pudiéramos hacer lo que ellos nos explicaron, lograríamos inmediatamente la meta, conocer a Dios y lograr la iluminación.  Sus palabras eran (son) el método.
Todas las prácticas espirituales, el dhikr (mantra), la meditación, etc. sólo existen para ayudarnos en esa tarea, la de limpiarnos de la negatividad que nos separa de nuestro ser real, nuestra realidad divina, a través de la muerte del ego.  Esas prácticas son sumamente importantes pero son de carácter lento, gradual.  Nuestro progreso depende de la acción de nuestra parte.  ¿Para qué he puesto tanto énfasis en la auto-observación?  Tenemos que hacer los cambios personalmente, no esperar milagros.  “El amor es el camino más rápido para llegar a Dios”, sólo saber y creer eso no va a llevarnos a Dios, tenemos que hacerlo.  ¿Juzgar y criticar mentalmente a  otras personas proviene del amor?  No pero, si observas que tu cerebro está pensando incorrectamente y corriges el cerebro y dejas de pensar así, transformarás la energía negativa en energía positiva.  Si piensas de forma egoísta, reconoces lo que estás haciendo y cambias la emoción, es como si usaras un trapo para quitar mugre que obstaculiza la conexión con el corazón espiritual  y así hace la conexión con Dios más fuerte.  Ese es el propósito de observarse a uno mismo – ver y corregir.  Tenemos que trabajar en ser buenas personas, trabajar duro y reconocer cómo el nafs/ego está controlándonos y dirigiéndonos por el mal camino. Cada corrección, cada acción que hacemos en contra del ego produce energía divina, y la podremos sentir si estamos despiertos.  Combatir lo malo en nosotros genera lo bueno (la fricción producida por la lucha contra el mal tiene un efecto transformador).  Además del trabajo interno también está el trabajo externo importante, como  trabajar para ayudar al prójimo, la caridad, ya sea de forma material o brindando nuestro tiempo, o aún mediante una sonrisa y un aporte de buen humor. Esas son las prácticas espirituales más efectivas que existen, allí está el amor, la frecuencia divina.  El Sufismo es un camino de acción.   Continuaremos, inshallah.

La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
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