Prácticas de
Yoga Sufí
Ver
las partes de un todo
Recuerda que cuando estás pensando en un evento del
pasado, estás aquí ahora en este momento pensando en un evento del pasado. No estoy jugando con palabras. Generalmente cuando una persona piensa en el
pasado, se pierda y termina, de alguna forma, en el pasado – pierda su
consciencia del presente, es decir, sale de la realidad en una fantasía. Pero si intentas quedar en el presente aun si
estás pensando en el pasado, experimentarás un despertar.
Ahora mira un objeto alrededor, el cuarto en que
estás, una silla, mesa o lo que sea, mira fijamente el objeto. De repente tu cerebro empieza a hacer
asociaciones, pensamientos de sucesos, experiencias que has tenido con esa cosa
en el pasado u opiniones, gustos o disgustos, etc. Mira esos pensamientos como objetos flotando
en el aire, cosas ajenas, sepárate de ellos y obsérvalos. Puedes mover la atención a otro objeto en el
cuarto y observa como el cerebro cambia a otro juego de pensamientos. Trata de mantenerte separado, un observador
desinteresado todo el tiempo manteniendo una consciencia de tu presencia
física, tu cuerpo.
Los recuerdos y pensamientos toman diferentes
formas. Todos los recuerdos que tenemos de
sucesos pasados son distorsionados por miedos, prejuicios y acontecimientos, es
decir que los recuerdos son percepciones, percepciones basadas en sucesos
reales pero distorsionadas a un grado u otro por asociaciones con otros eventos
y/o emociones. Eso es un lado de
recuerdos y pensamientos – cosas semi-reales.
Por otro lado, como hemos hablado, los pensamientos
son reales, tangibles, vibraciones medibles con efectos reales y
tangibles. Pero el efecto en la persona
de un recuerdo no tiene que ver con lo que pasó, el pasado no es la causa de
nada. El efecto, bueno o malo es algo
del momento actual. Si algo desagradable
me pasó hace tiempo y me afectó emocionalmente, es por la manera en que percibo
el recuerdo no el recuerdo en sí, es mi estado emocional en este momento – el
efecto sucede en el presente.
Regresamos otra vez a la realidad de nuestro estado,
la naturaleza de nuestra presencia en la tierra en estos cuerpos. Somos visitantes de este lugar, la tierra, y habitamos
temporalmente estos cuerpos – habitamos, no somos estos cuerpos, no somos el
cerebro. Es el principio clave tanto de
la felicidad mundana como el progreso espiritual. Cuanto más nos identificamos con el cuerpo y cerebro
más expuestos estaremos a sufrimiento y problemas y más estancados estaremos en
un estado semi-real, lejos de una percepción de la Realidad.
Sin embargo no estamos aquí para nada, hay razones y también
el cuerpo, a diferencia de las creencias de algunas religiones puritanas, tienen
propósitos importantes, es una herramienta que puede ayudarnos a experimentar a
Dios.
¿Puede un martillo martillar o un carro manejarse a sí
mismo? Cuando nos identificamos con el
cuerpo y cerebro y no entendemos la realidad de nuestro estado en este mundo,
quedamos expuestos a toda forma de sucesos mundanos y perdemos el control de
nosotros mismos. Sólo cuando nos separamos
de “nosotros mismos”, o sea, del cuerpo y cerebro, y los vemos como realmente
son, entidades distintas de nuestro ser real, lugares en que habitamos y cosas
que usamos por un tiempo, sólo entonces podemos realmente “hacer”, estar libres
de influencias ajenas y de las emociones y pasiones del ego y tomar decisiones
propias.
Tomar control de uno mismo implica una dualidad, como
el carro no puede manejarse sólo, si tú eres tu cuerpo, no puedes manejarlo, serás
manejado por otros – el ego, las emociones, influencias internas (el ADN,
inclinaciones heredadas) e influencias externas.
Yoga Sufí
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