viernes, 8 de enero de 2016

Prácticas de Yoga Sufí

Ver las partes de un todo

Recuerda que cuando estás pensando en un evento del pasado, estás aquí ahora en este momento pensando en un evento del pasado.  No estoy jugando con palabras.  Generalmente cuando una persona piensa en el pasado, se pierda y termina, de alguna forma, en el pasado – pierda su consciencia del presente, es decir, sale de la realidad en una fantasía.  Pero si intentas quedar en el presente aun si estás pensando en el pasado, experimentarás un despertar.
Ahora mira un objeto alrededor, el cuarto en que estás, una silla, mesa o lo que sea, mira fijamente el objeto.  De repente tu cerebro empieza a hacer asociaciones, pensamientos de sucesos, experiencias que has tenido con esa cosa en el pasado u opiniones, gustos o disgustos, etc.  Mira esos pensamientos como objetos flotando en el aire, cosas ajenas, sepárate de ellos y obsérvalos.  Puedes mover la atención a otro objeto en el cuarto y observa como el cerebro cambia a otro juego de pensamientos.  Trata de mantenerte separado, un observador desinteresado todo el tiempo manteniendo una consciencia de tu presencia física, tu cuerpo. 
Los recuerdos y pensamientos toman diferentes formas.  Todos los recuerdos que tenemos de sucesos pasados son distorsionados por miedos, prejuicios y acontecimientos, es decir que los recuerdos son percepciones, percepciones basadas en sucesos reales pero distorsionadas a un grado u otro por asociaciones con otros eventos y/o emociones.  Eso es un lado de recuerdos y pensamientos – cosas semi-reales.
Por otro lado, como hemos hablado, los pensamientos son reales, tangibles, vibraciones medibles con efectos reales y tangibles.  Pero el efecto en la persona de un recuerdo no tiene que ver con lo que pasó, el pasado no es la causa de nada.  El efecto, bueno o malo es algo del momento actual.  Si algo desagradable me pasó hace tiempo y me afectó emocionalmente, es por la manera en que percibo el recuerdo no el recuerdo en sí, es mi estado emocional en este momento – el efecto sucede en el presente.
Regresamos otra vez a la realidad de nuestro estado, la naturaleza de nuestra presencia en la tierra en estos cuerpos.  Somos visitantes de este lugar, la tierra, y habitamos temporalmente estos cuerpos – habitamos, no somos estos cuerpos, no somos el cerebro.  Es el principio clave tanto de la felicidad mundana como el progreso espiritual.  Cuanto más nos identificamos con el cuerpo y cerebro más expuestos estaremos a sufrimiento y problemas y más estancados estaremos en un estado semi-real, lejos de una percepción de la Realidad.
Sin embargo no estamos aquí para nada, hay razones y también el cuerpo, a diferencia de las creencias de algunas religiones puritanas, tienen propósitos importantes, es una herramienta que puede ayudarnos a experimentar a Dios.
¿Puede un martillo martillar o un carro manejarse a sí mismo?  Cuando nos identificamos con el cuerpo y cerebro y no entendemos la realidad de nuestro estado en este mundo, quedamos expuestos a toda forma de sucesos mundanos y perdemos el control de nosotros mismos.  Sólo cuando nos separamos de “nosotros mismos”, o sea, del cuerpo y cerebro, y los vemos como realmente son, entidades distintas de nuestro ser real, lugares en que habitamos y cosas que usamos por un tiempo, sólo entonces podemos realmente “hacer”, estar libres de influencias ajenas y de las emociones y pasiones del ego y tomar decisiones propias.
Tomar control de uno mismo implica una dualidad, como el carro no puede manejarse sólo, si tú eres tu cuerpo, no puedes manejarlo, serás manejado por otros – el ego, las emociones, influencias internas (el ADN, inclinaciones heredadas) e influencias externas.

Yoga Sufí
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