Intención #2- teoría y práctica
el cuerpo fantasmagórico
por
Sheij Mohammad Abdullah Ansai
Además del cuerpo físico,
diferentes tradiciones místicas hablan de otros cuerpos. Hay diferentes versiones o métodos para
separar o describir las partes que componen el ser humano. Tienen clasificaciones como, cuerpo sutil,
energético, astral, cuerpo mental o intelectual, etc. Los yoghis hindúes enseñan cinco cuerpos como
vainas o envolturas llamadas koshas.
Todos estamos hablando básicamente de las mismas cosas pero que estamos
cortando el pay en diferentas puntos y con diferentes números de
rebanadas. El de separar un total (el
ser, que en realidad es inseparable) en partes sirve para enseñar y aclarar ciertas
funciones para que aprendamos a controlar, eliminar, limpiar o hacer otras
tareas necesarias para nuestra maduración o evolución como seres humanos.
Un cuerpo que no se encuentra en
ningún sistema comúnmente conocido, es el cuerpo fantasmagórico. Su existencia aunque omnipresente en todo el
mundo y en toda la gente, no es, en realidad, real. Es un invento del nafs. El nafs es el ser o alma terrenal que, en su
estado original, es decir su propósito original, era necesario para funcionar
en el mundo material. Todavía sirve para
eso, sin embargo, ha crecido más allá de su función y se ha convertido en una
entidad dentro de la persona, un organismo o individuo que sobrecarga el ser
real. Es una personalidad falsa, egocéntrica,
una fantasía creada.
Ciertamente has visto niños
viendo la televisión, su atención fija en la pantalla. ¿Dónde está su mente? Está dentro de la acción imaginándose a sí
mismo como uno de los personajes en la actuación. Les gusta vestirse como y/o fingiéndose ser
súper héroes, “Barbi dolls” o pilotos, bomberos, policías, corredores de autos,
futbolistas, etc., etc. El juego es el
trabajo de niños, es parte de su desarrollo y aprendizaje. Pero muy poca gente deja esta etapa
infantil. Casi todo mundo vive en mundos
de fantasía. Todos hemos creado una
imagen de ser, una idea de quienes somos y en casi todos los casos es una pura
fantasía que nos bloque aprender y experimentar sobre quienes realmente somos y
sin saber quienes somos no podemos conocer a Dios.
Un hombre se acercó al gran
maestro sufí Bayazid, (nacido alrededor de 780 d.C.) y dijo, “He ayunado y
orado por treinta años y no he encontrado la beatitud de que hablas.” Bayazid contestó, “Si ayunas y oras otros
trescientos años no la encontrarás.
“¿Cómo es eso?”, respondió el hombre.
“Tu egolatría actúa como un velo entre tú y Dios”, dijo el sabio. “Dime la cura”, repuso el hombre con desesperación
pero Bayazid le dio las malas noticias, “Es una cura que tú no puedes llevar a
cabo”. El hombre lo presionó sin
descanso para que le revelara el secreto.
Al fin el maestro habló, “Ve al peluquero y rapa tu cabeza; quítate toda
la ropa excepto el taparrabos. Cuélgate
una bolsa de nueces al cuello. Ve al
mercado y grita, ‘Cualquiera que me de un golpe en la nuca le doy una nuez.’
Entonces ve a la corte y haz lo mismo.”
El hombre respondió, “Yo no puedo hacer eso, dame otro remedio”. Bayazid dijo, “Ese es el preludio
indispensable para la cura, pero como te dije, eres incurable”.
Es más fácil para una persona
dejar su fortuna que dejar su imagen de ser, “identidad” o “individualidad”. Lo chistoso (bueno, es chistoso cuando uno
llega a ver la verdad pero más bien triste antes de eso) es que es toda una
fantasía inventada por el nafs o ser bajo, así como es el ego.
El chamán Yaqui don Juan Matus se
refirió a eso como “importancia personal” y dijo que para descubrir y ver lo desconocido
uno debe “borrar su historia personal”, igual como mi maestro Sheij Taner dice
que debemos desaparecer. En la
psicología esotérica la llama identificación – nos identificamos con maneras de
ser, otras personas y hasta cosas y nos imaginamos ser esas personas y actuamos
como ellas. La gente compra ropa, carros, pinta su
cabello, come y vive de maneras que coincida con su imagen de ser, auto-imagen,
su percepción o fantasía inconsciente de quién es. Recompensa su inseguridad personal con
mentiras para aparentar una “importancia personal”. Todo, por supuesto, sin querer o saber.
No saber, es decir, no estar consciente
de eso es lo peor y esa es la condición de casi total del mundo. Todos negamos que sea la verdad… hasta que
empezamos a practicar ejercicios de auto-observación y meditación para aprender
a ser objetivos y honestos con nosotros mismos.
Don Juan dijo, “…Buscar la
libertad es el único impulso que conozco.
La libertad de volar al infinito por ahí. La libertad de disolverse; despegarse; ser
como la flama de una vela, la cual, a pesar de ser comparado a la luz de mil
millones de estrellas, se queda intacta, porque nunca fingió ser más de lo que
es: un mera vela”.
En el Hinduismo la libertad se
llama moksha. Dependiendo de la rama de
la religión, el Hinduismo es muy variado en sus creencias, puede significar la
libertad del ciclo de nacer y renacer, es decir, la libertad significa para
ellos que uno no nace o reencarna de nuevo por haber logrado la realización o
iluminación. O más como otras escuelas
místicas, la libertad se crea significa la libertad de la maya (la ilusión de
este mundo) y el apego a ello. Libre del
control del mundo, un estado de ver la realidad detrás de la fachada.
Antes de que pueda lograr esta
libertad uno tiene que ver que es el apego y el control que tiene el
mundo. Uno tiene que sentir el peso del
tirón del mundo y sus cosas.
El ser humano, visto y sentido
con los ojos y sentidos interiores, no es fijo ni pesa. Es libre, fluido, expansivo y conectado a
todo el universo. Con el desarrollo del
ego y la personalidad falsa, o sea el cuerpo fantasmagórico, el ser se fija,
adquiera peso, se hace rígido, se pierde consciencia de su realidad cósmica y
se atará con la maya o ilusión material del mundo. Sólo con la muerte del ego y la limpieza del
nafs puede uno adquirir de nuevo la ligereza y cognición perdida. No es algo que pasa automáticamente. Uno tiene que trabajar. Uno tiene que invertir tiempo. Si todo viene sin trabajo, si viene a todos
automáticamente, ¿cuánto valdría? El
libre albedrío no existiría sin la posibilidad de rechazarlo, cerrar los ojos,
cometer errores. El Sufismo Islámico
dice que Allah Dios quiere nuestra sumisión y obediencia, pero voluntariamente. Como dice el Corán, “No hay coacción en la
religión”, debemos escoger libremente.
Debemos escoger trabajar,
invertir tiempo en prácticas espirituales como la meditación y la atención. Las meditaciones de movimientos sagrados y la
de la repetición de palabras sagradas, los nombres de Dios (dhikr), de lo cual hablábamos
y hablaremos más pronto, son los métodos más eficaces para la elevación del
nivel del nafs, el derrumbo del ego y el desarrollo de los sentidos
interiores.
El de estar despierto requiere
una elección consciente e intencional – la intensión de que habíamos hablado y
como vamos a regresar. Estar alerta
significa más de lo que está pasando en los alrededores; es observarse a uno
mismo e intencionalmente esforzándose por cortar las riendas del nafs/ego y sus
reacciones violentas a situaciones y condiciones cotidianas de la vida. Nadie puede llegar a la meta si es controlado
por el miedo, el enojo, el orgullo, la arrogancia y la avaricia. Todas las emociones son pesadas, nos atan,
nos restringen y nos matan. Todas ellas
no son reales sino que constituyen parte del cuerpo fantasmagórico. Ver eso requiere intensión y trabajo. Si nacieras jorobado no sabrías como te
sentirías sin la joroba. Igual con el
cuerpo fantasmagórico, no creerás su pesadez hasta que se te quite.
Continuaremos
inshallah.
La Tariqa
Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
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