Intención #1- teoría y práctica
por Maestro
Mohammad Abdullah Ansai
“Si
en este mundo de imperfecciones buscamos todo lo bueno y bonito, existe la
posibilidad de muchas decepciones. Pero
al mismo tiempo, si seguimos buscándolo, no buscando polvo y suciedad sino oro,
lo encontraremos. Y una vez que
empezamos a encontrarlo, encontraremos más y más. Llega un momento en la vida del buscador de
la verdad cuando puede ver algo bueno en el peor hombre en el mundo. Y cuando ha llegado a este punto, aunque lo
bueno sea cubierto con miles de niveles de mal, él tocaría lo bueno, porque
busca lo bueno y atrae lo bueno”. – Hazrat Inayat Khan
“Atrae
lo bueno”, dijo este gran sufí, atraemos como imanes lo bueno o lo malo. Parece que alguna gente tiene buena suerte y
otra, mala suerte. ¿O es que hacemos
nuestra propia suerte? Dios es Ar-Rahman
y Ar-Rahim, el Compasivo y el Misericordioso.
El primero se refiere a la compasión y bondad que Él reparte sobre todo
el mundo a todos igualmente, como Jesús dijo también, que el sol y la lluvia
caen igualmente sobre todos. Ar-Rahim es
Su misericordia que va sólo a los que la merecen por su buena conducta. ¿Entonces atrae la buena suerte por ser un
buen chico o por hacer buenas obras? No
es tan sencillo. Como mencionamos anteriormente,
hay mala gente que hacen obras que benefician a mucha gente, o sea, personas
que han hecho buenas obras pero que no fueron buena gente. ¿Atraerían la compasión y misericordia de
Dios – más bien, la conducta de cualquier persona provocó los cambios celulares
y energéticos necesarios para hacerse un imán de la buena suerte? Bueno, falta algo. Falta la intensión correcta y el conocimiento
del uso de la mente. Para ser más
preciso y no te engaño, no es realmente el uso de la mente, eso no se hace –
eso se aclara cuando la verdadera naturaleza de la mente real o consciencia del
corazón es conocido. La que hace en
realidad, es despejar el camino hacia la mente para que tu ser verdadero pueda
funcionar.
Cuando
uno se hace más consciente de la actividad del cerebro a través de formas de
meditación y la práctica de auto-observación, se hace cada vez más obvia la
confusión de ideas e impulsos contradictorios que corren constantemente allí. Esta etapa puede ser tanto incomoda como
instructiva. Pero ahora la persona tiene
la oportunidad de tomar decisiones reales, o sea, escoger entre opciones que
realmente puede hacer avances beneficiosos para su vida. La vida esencialmente es escoger entre una
opción y otra. Estamos haciendo
elecciones continuamente a cada momento.
Para la persona normal ese proceso no es consciente, todo pasa de forma
semi-automática. Cuanto más despierta está
la persona más clara se hace toda la actividad no visible tanto del cerebro y
fuerzas internas de la persona como energías y movimientos externos de la
persona. Esa es la verdadera realidad de
la vida material – su estructura no visible energética.
En
lo que concierne al individuo, todo estriba en elecciones e intenciones.
En la Parábola del Sembrador,
Jesús (la paz sea con él) nos cuenta, “Un agricultor salió a sembrar. Mientras iba esparciendo la semilla, una
parte cayó junto al camino; fue pisoteada, y los pájaros se la comieron. Otra parte cayó sobre las piedras y, cuando
brotó, las plantas se secaron por falta de humedad. Otra parte de la semilla cayó entre espinos
que, al crecer con ella, la ahogaron.
Pero otra parte cayó en buen terreno.
Brotó y produjo una cosecha que proporcionó cien veces más de lo que se
había sembrado.”
En
la explicación Jesús dijo la semilla es la palabra de Dios y, “Los que están
junto al camino oyen, y luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón…
Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría
cuando la oyen, pero no tienen raíz…. La semilla que cayó entre los espinos
representa a los que oyen, pero según van caminando por la vida, los ahogan las
preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no maduran. Pero la semilla que cayó en buen terreno
representa a los de corazón noble y bueno, que oyen la palabra, la retienen y,
porque perseveran producen una cosecha.”
(Biblia Lucas 8)
En todas las tradiciones se dice que el universo
fue creado por la palabra. ¿Qué
significa eso? Una vibración, también
representada por una luz, igualmente una vibración. La palabra que cayó sobre diferentes
calidades de tierra, el camino, las piedras, entre los espinos y en el buen
terreno, es la energía vibratoria divina, Ar-Rahman y Ar-Rahim, la Bondad de Dios y somos la
tierra con diferentes grados de receptividad.
Es
importante notar en este punto algo sumamente importante: Jesús, como todos los
profetas y maestros místicos, explicó mucho acerca de la naturaleza no sólo de
la vida sino de nosotros seres humanos. ¿Por qué explicaría acerca de algo si no
pudiéramos cambiar y corregirnos?
Eso es exactamente lo que nos han dicho – que hay diferentes estados o
niveles de ser y que podemos elegir entre ellos – tenemos libre albedrío,
podemos hacer elecciones – tenemos la
posibilidad de alcanzar altas niveles de consciencia. Son decisiones e intensiones que
tomamos. Cada momento podemos decidir a
dónde vamos.
Se
dice que la mente es poderosa y crea nuestra vida. Como hemos hablado, tenemos tres mentes. El cerebro es un órgano físico donde están
los pensamientos, las imágenes, las resonancias vibratorias y los químicos los
que manda a través del cuerpo produciendo las emociones, sensaciones y la
consciencia física. Pero ninguna de esas
cosas se origina en el cerebro. El
cerebro recibe sus instrucciones o del nafs/ego o de la mente real.
La
“suerte”, es una cuestión de la receptividad de la tierra (la persona) sobre la
que cae la energía divina. Si somos
absorbentes, buen terreno, absorbemos y retenemos la palabra (las buenas
vibraciones) que se manifiestan tanto en lo insustancial como lo sustancial, es
decir, como la felicidad y también beneficios materiales.
Somos
como instrumentos musicales y el cerebro es como el músico que toca las
cuerdas. El son tocado por el músico (el
cerebro) corresponde y resuena con vibraciones armónicamente similares fuera de
nosotros, a niveles psíquicos, espirituales y materiales. Atraemos a nosotros lo que producimos en el
cerebro. Y, tenemos la opción de escoger
lo que producimos en el cerebro.
Dije,
tenemos la opción de escoger, porque
es una opción que la mayoría de la población de la Tierra Firme rechaza. Imagínate estando en un cuarto lleno de cosas
maravillosas pero está oscuro y no puedes ver nada. No escoges nada porque además de que no ves,
no sabes lo que hay. Ese es el estado del
hombre normal. ¿Por qué? Es su enfoque e intensión. El hombre normal ve el mundo y eso es lo que
él quiere. Él no sabe que el mundo
material y las cosas son no más reflejos de un mundo no visible. Él hombre está satisfecho con sombras de la
realidad pero no sabe porque es como la tierra al lado del camino o como las
piedras y entre los espinos. No ha
trabajado para cultivar su suelo para hacerlo más rico y receptivo.
Continuamos
con los evangelios: Dijo Jesús, “Así que no se preocupen diciendo, ‘¿Qué comeremos?’
o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’ Porque los paganos buscan con afán todas
estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Pero busquen en todo el reino de Dios y su
justicia, y se les darán además todas esas cosas…” (Mateo 6:31)
Los
budistas dicen que es el deseo que causa todo el sufrimiento en el ser humano y
el mundo. No es totalmente cierto. ¿Qué deseas?
Eso es lo importante. Jesús
explica indirectamente en la citación de arriba que el deseo por este mundo es
el obstáculo entre el ser humano y el reino de Dios o los Cielos, que quiere
decir, la consciencia elevada y el alivio de toda preocupación.
¡Hay
que desear! “Pidan, y se les dará;
busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque todo el que pide, recibe; el que
busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá la puerta,” (Mateo 7-8) ¿Qué quieres?
¿Qué debes querer? Continuaremos,
inshallah
La Tariqa Sufí
Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
mojamadabdula@gmail.com
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