El viaje de Moisés y los Israelitas
Por
Sheij Mohammad Abdullah Ansari
“...Yo (YaHVeH, Dios) he
descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella
tierra y llevarlos a una tierra buena y amplia, una tierra de la que fluye leche
y miel...” (Éxodo 3:8)
Así habló Dios a los
Israelitas a través de Su profeta Moisés (la paz sea con él). Es la entrega de una tierra – la tierra
prometida. ¿Está hablando de un lugar –
Israel? ¿Has visto fotos de Israel o la
“tierra sagrada” en general? ¿Qué quiere
decir, “una tierra de la que fluye leche y miel...”? Supongo que significa un lugar en donde todo
abunda, una tierra rica y fértil que provee todo a la gente. ¿Israel?
Es pura roca, arena y polvo.
Aunque “la tierra prometida” se ha usado como pretexto para todo tipo de
abuso e injusticias y ha sido el lugar de guerras sin fin por siglos, no es, en
realidad, el lugar del que Dios habló en la Tora.
Según la historia, los
Israelíes pasaron cuarenta años en el desierto buscando esa “tierra
prometida”. A lo largo de los años los
historiadores han especulado sobre la trayectoria por las que viajaron Moisés y
su gente. Aparentemente estaban bien
perdidos porque una ruta directa de Egipto a Israel se puede cumplir en poco
tiempo aun a pie. ¿Pero cuarenta años?
Mira, los sagrados
escritos no son textos de la historia.
Dios trabaja en muchos niveles al mismo tiempo. No es decir que no existieron Moisés y los
Israelíes o que no transcurrieron los sucesos escritos en el Éxodo. Si sucedió, pero no exactamente como está
escrito ni tiene ninguna importancia los detalles materiales. La tora (los primeros cinco libros del
antiguo testamento) es un mapa para los viajeros a un estado de conciencia más
alto, una realización de la presencia de Dios dentro de uno mismo y la
unificación del individuo con el Supremo.
Cualquiera que lee el antiguo testamento literalmente encontrará un
rompecabezas indescifrable obligando al creyente a llegar a conclusiones ilógicas
perdiendo por completo el mensaje primordial.
Todos los que estamos en
busca de la Realidad y la Verdad somos israelitas. Egipto es la esclavitud a este mundo, lo
material y el error de verlo como la meta en lugar de una etapa en el proceso
revolucionario del ser humano. El viaje
por el desierto y todas las pruebas y tribulaciones y también las dudas y
fallas de la gente se refieren al trabajo necesario para llegar a la meta, para
unirse con la presencia de Dios – designado la Shakinah en Hebreo. “O acaso creéis que entraréis al Jardín (Paraíso),
cuando todavía no os ha sucedido algo similar a lo que les sucedió a aquellos
que murieron antes que vosotros. La
angustia y la aflicción les acaecieron y les sacudió violentamente...” (Sagrado
Corán 2:214) Como los seguidores de
Moisés, somos una banda de llorones desesperándonos con cada obstáculo que
encontramos. Somos pensadores pequeños
con visiones pequeñas. Somos flojos con
poca disposición para trabajar con toda la intensidad necesaria para lograr el
gran premio. Si supieras que tan grande
es el premio todo lo demás perdería todo su encanto. Nada de este mundo vale nada fuera de su
valor como el camino a Dios. En cada
momento, en cada segundo, podremos estar con rumbo a Su presencia,
experimentándolo y recibiendo Su guía.
Dios no nos prometió algo fácil, “...sea maldita la tierra por tu
causa...Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra...” (Génesis 3:17) Con el sudor
de la frente encontraremos el camino.
Con el sudor de la frente saldremos del desierto. Esta vida no fue diseñada para ser pan
comido. Pero si aceptamos con
ecuanimidad las realidades de la lucha continua, llegaremos a la tierra
prometida donde todo brilla con la luz divina.
Sin embargo si no luchas, ni buscas, no encontrarás nada, serás la presa
en lugar del cazador.
La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
mojamadabdula@gmail.com
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