Intención #9
por
Sheij Mohammad Abdullah Ansari
Cualquier persona que ha pensado en temas espirituales, siente compasión
por los demás o simplemente se pregunta acerca de la vida y la existencia seguramente
se ha preguntado alguna vez si alguien es culpable por los errores que ha
cometido si no sabe que sus acciones son incorrectas y que sus intensiones son
honradas. Según ambos el Corán del Islam
y las enseñanzas de Jesús (la paz sea con él), conocer lo que haces es de
importancia primordial y por eso tu intensión es la medida que determina los efectos
que tienen tus acciones. El Corán avisa
a la gente que al escuchar la verdad de lo correcto e incorrecto va a ser en
este momento responsable de sus acciones, que implica que anteriormente no fue. Y Jesús aclaró lo mismo con su petición a
Dios de que perdonar a sus agresores porque “no saben lo que hacen”.
Si piensas bien las ramificaciones de este hecho o realidad, verás que
encaja con otro principio importante de nuestra existencia en la tierra, que es
que todo lo que pasa en la vida empieza con un pensamiento, que la realidad
material o “sustancial” es producto de factores “insustanciales”. Con eso debes preguntarte ¿qué es más real,
lo sustancial o lo insustancial? Bueno,
esa es una cuestión para reflexiones, aquí vamos a tratar con las implicaciones
prácticas.
¿De qué se trata? Se trata de la
intensión y conceptos y/o pensamientos. Una
intención es en realidad un enfoque o concentración consciente o inconsciente
de la mente – puede decirse, un apego. La
intención está basada en conocimiento y/o creencias. Es decir que los deseos de una persona se derivan
de su concepto de lo que debe desear, que le conviene o al menos que cree que
le conviene. Estas ideas se pueden
originar de fuentes internas como la programación del ADN, de influencias
externas o de investigación consciente de la persona. La persona normal no está consciente del
hecho de que hay más de la vida de lo que es visible. La vida es trabajar, divertirse, comer,
dormir, algún tipo de amor y casarse, la familia, los hijos y morir (bueno, no
quiere pensar en morir, así que borramos esa parte de su concepto de la vida
por ahora). La mayoría de lo que hace
este individuo, incluyendo su creencia y participación en la religión, le hace
automáticamente. Dentro de este grupo, o
sea, casi toda la humanidad, hay grandes variedades de enfoque, apego y
agresividad. Lo que los unen es su
concepto pequeño del mundo y la vida.
En el Sufismo usamos el término enfocar a menudo. Uno debe enfocarse en Allah, Dios, en todo
momento. Enfocar en la meta. La meta de la vida es estar con, conocer y
entender a Dios. Pero, ¿si no sabemos,
en esta etapa de nuestra vida o trama de nuestro viaje por la senda espiritual,
que es Dios, cómo vamos a enfocarnos en Él?
También, vivimos en este mundo, ¿si ignoramos todo lo “material” para
“enfocarnos en Dios”, cómo vamos a funcionar?
El mundo es una manifestación de la Realidad que llamamos Dios, Allah, Yahvé, el
Cosmos, el Universo y otros mil nombres.
Enfocarnos en Dios, no es ignorar este mundo sino verlo de una forma
totalmente diferente. La realidad física
de lo material es una realidad dependiente, cambiable, moldeable, perecedera,
temporal. Es una realidad relativa, no
real. Como hemos hablado en muchas ocasiones,
el mundo es el producto de la mente del ser humano. Depende de los pensamientos y deseos de la
gente. Pero al fondo de todo está la
“mente de Dios” para usar una expresión acuñada por el físico más destacado del
momento. El hecho de que el mundo parece
un gran lío no es culpa de Dios, es que la voluntad del Ser Supremo pasa a
través del nafs/ego del hombre antes de que se haga realidad física. El universo está basado en información, bytes
de energía informática, patrones y reglas que todo tiene que seguir. El mundo creado del ego humano no coincide
bien con la infraestructura divina, los patrones de energía informática y eso
produce ajustes naturales que aumentan el ambiente conflictivo producido por el
hombre.
Nos podemos deprimirnos por lo anteriormente mencionado, especialmente
cuando calculamos el resultado inevitable de tal escenario, o sea, el fin del
mundo. Pero no caigas en esa
trampa. La verdadera realidad del mundo nos
favorece a cada vuelta. Todo está
construido para dirigirnos a la realidad verdadera, independiente y eterna – la Energía Consciente
que es la materia prima de toda la existencia, siempre y cuando hagamos de ésta
el enfoque de nuestra vida. Podemos
decir que el método para lograr ese conocimiento es espiritualizar todo lo que
hacemos. El método de los místicos, de
todas las religiones, siempre ha sido mantener a Dios en mente en todo momento
– llamado zikr (remembranza) en el Sufismo.
¿Cómo amar a Dios? Eso es lo que Él
quiere. Así lo dicen todos los escritos
sagrados. Ama a Dios a través de su
creación. Ama a Dios amando tu
prójimo. “Ama a tu enemigo”,
¿puedes? Nadie va a llegar a conocer a
Dios, es decir, entender la realidad de este mundo y existencia hasta que
aprenda a amar a su enemigo. Eso no
significa hacerlo tu amigo ni asociarte con él.
Significa entenderlo, tener compasión y no ser afectado emocionalmente
por sus actos.
¿Qué es el amor? Amor es la ausencia
de egoísmo. La ausencia del gran
Yo. En este estado, vacío, una energía
te llena, la verdadera sustancia divina te llena. Eso es el amor. Es algo tangible y real, no un concepto o
sueño. Sólo en un estado totalmente
limpio de egoísmo se puede experimentar esa onda plenamente. La frecuencia del amor es la frecuencia a
través de la que viaja la guía divina.
La consciencia de esta onda, reconocerla, sentirla, escogerla es el
principio de un desarrollo interior, el desarrollo de sentidos interiores. Con ojos interiores vemos a través de la
superficie de la cosas para ver su realidad, eso es lo quiere decir, ver a
Dios. Tú puedes llegar a ver a
Dios. También vemos como todo lo que nos
pasa sigue patrones divinos y todo, ya sea lo bueno o lo malo, es una bendición
dirigida a nuestra evolución como seres humanos completos. La vida viene repleta con señales, un mapa
que, si aprendemos a leerlo, nos conduce a la felicidad en esta vida material y
el desarrollo necesario para seguir evolucionando en la siguiente etapa de
nuestra existencia.
Sentir la realidad tangible y sustancial de las fuerzas que son la base del
mundo, la vida y nosotros mismos es el trabajo primordial para escapar de la
esclavitud a la ilusión de un mundo creado por el ego del hombre. Mientras la persona normal vive en una
montaña rusa emocional, la persona despierta anda por la vida con una cáscara
de teflón, todo se rebota de él o ella.
Todo eso pasa dentro el cuerpo físico.
¿Quién eres? Si mires tu imagen
en el espejo, no ves realmente quién eres.
Tú eres otro. Sin embargo este
cuerpo y el mundo que hemos llamado una ilusión, tienen una importancia trascendental
y sin saber esa realidad, no hay futuro que cuenta. Continuaremos.
La Tariqa
Sufí Ansariyya
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