Intención #5
por
Sheij Mohammad Abdullah Ansai
Wu wei – el No hacer
Si un hombre quiere darle forma
al mundo, modelarlo a capricho, difícilmente lo conseguirá. El mundo es un jarro sagrado que no se puede
manipular ni retocar. Quien trata de
hacerlo, lo deforma. Quien lo aferra, lo
pierde. Por eso el sabio no intenta
modelarlo, luego no lo deforma…. El Tao
Te Ching/Lao Tze.
El no-hacer o no-acción es un
principio clave en la filosofía taoísta.
Aunque se parece por lo arriba citado que están recomendando una actitud
pasiva a la extrema, ese no es su significado.
El hombre que “quiere formar al mundo, modelarlo a capricho,” es el
hombre actuando por su personalidad adquirida por el mundo, acondicionamiento
social, cultural, familiar y hasta la influencia de sus ancestros a través de
su ADN. El hombre normal está programado
para actuar de una forma casi automática.
Ha desarrollado una imagen de ser, una idea inventada de quien es,
basada en mecanismos de defensa y las anti-virtudes provocadas por el miedo
innato, o sea, la arrogancia y la avaricia.
La condición más “normal” del hombre está muy lejos de la “imagen de
Dios” que es su destino posible y la intención del Creador. Ahora, esta personalidad creada por el hombre
(o mujer), con toda la arrogancia estereotipada del ser humano, quiere hacer que
el mundo se conforme o se ajuste al criterio de él (o ella). El resultado es un choque y una vida
incómoda, estresante y conflictiva. La
meta de las personas que trabajan en sí mismas para encontrar la Verdad no es adquirir sino
quitar – quitar la programación adquirida de afuera, todo lo aprendido, para
descubrir su naturaleza original y abrir el canal de aprendizaje divino y con
eso, lograr ver la belleza del mundo bajo la superficie fea creado por los seres
humanos. En la jerga popular podemos
decir que el no-hacer de los taoístas significa ir con la corriente, armonizar
con el Cosmos (el Tao) o, como vamos a hablar, someterte con la realidad.
A primera vista la versión de
no-hacer del Yaqui indio chamán don Juan Matus parece algo distinto, a ver,
dijo que el no-hacer es "conscientemente"
no actuar de la manera que se conforma con la imagen de ser que tenemos de
nosotros mismos; dejar de pensar, sentir y actuar como siempre lo hacemos;
dejar de hacer el hacer que hace al mundo como es. Es un no-hacer más agresivo. Es un no-hacer que exige hacer algo. Es un método de combatir la programación que
nos ha hecho autómatas, robots esclavos a una vida reaccionaria. No es realmente diferente que el no-hacer de
los taoístas. Lo principal es dejar de
aceptar nuestra fantasía de quienes somos, lo que requiere que nos despertemos,
estar en un estado de vigilancia observando a nosotros mismos honestamente y negándonos
a obedecer al ego. El ego según su
concepto, igual como el de nosotros sufíes, es el gran Yo creado por las
influencias mundanas y el miedo, o sea, una personalidad falsa, un Yo creado
como una reacción contra amenazas imaginarias del ser bajo (el nafs). Don Juan dijo que tenemos que borrar nuestra historia
personal. Eso no significa olvidar
nuestro pasado sino dejar de sentirle tan importante, dijo que nuestro gran
enemigo es nuestro sentido de importancia personal. El no-hacer es dejar de continuar viviendo
una fantasía tomando acciones que refuerzan nuestro ego y sentido de
auto-importancia.
El Islam: la palabra
‘islam’ significa sumisión (a Dios). Un
musulmán es alguien que se somete a Dios (Allah). El pecado número uno en el Islam es asociarse
a alguien más que Dios, es decir, creer que hay más de un Dios y que algo puede
pasar sin Él. En los tiempos antiguos
eso se refiere a la adoración de ídolos.
Recuerda a Moisés y el buey de oro construido por su gente cuando él
subió al Monte Sinaí y que el profeta Muhammad destruyó las estatuas de ‘dioses’
de la Kaba , la
mezquita en la Meca
construida por Abraham e Ismael. Hoy en
día la gente hace culto a estrellas de cine y cantantes. Pero lo peor de hoy en día es que el hombre
cree que el mismo es Dios – indestructible, maestro de su vida y el ambiente. Por lo menos la gente antigua, los paganos y
adoradores de ídolos entendían instintivamente su propia dependencia – pidieron
ayuda del sol, de la luna, del río o de la madre naturaleza. Así que, un buen musulmán busca someterse a
Dios, el Único. Bueno, los creyentes normales,
ya sea musulmanes o los seguidores de las otras religiones formales, el
Judaísmo, el Cristianismo y Catolicismo, escuchan las palabras y las aceptan,
pero, realmente ¿qué significan? ¿Qué es
someterse a Dios? ¿Cómo podemos saber lo
que quiere Dios?
Para ellos, los
seguidores serios de las religiones formales, el único recurso que queda es el
de tratar de seguir las reglas y enseñazas de los escritos sagrados y lo que
dicen los líderes religiosos. No es nada
fácil. Hace más de dos mil años Cristo
predicó contra los Fariseos, los sacerdotes, los eruditos de la religión, que
han complicado y mal interpretado las palabras de la Torah tanto que la gente
andaban por males caminos. Mucho menos
la gente de hoy en día, enfrentados a un mundo mucho más complicado y las
tentaciones del materialismo, puede entender y seguir la esencia de las
enseñazas de Dios como son expuestas en los sagrados escritos.
Afortunadamente Jesús,
como Moisés y Muhammad (la paz sea con todos ellos), entrenaron maestros para
continuar el trabajo de enseñar la verdadera esencia de la religión. Les comunicaron, psíquicamente, a través de
la iniciación, el poder de ayudar a la gente y las técnicas para la tarea
principal, la tarea que todos debemos cumplir para llegar a la meta. Algunos no estamos satisfechos con leer lo
que supuestamente es la
Realidad de la vida y mundo, tenemos que saber hasta el fondo
de nuestro ser, saber no sólo creer.
Hemos leído que la
Verdad yace dentro de nosotros y queremos verla – con eso nos
referimos, conocer a Dios. Esa es la
meta. Llegar a la meta requiere quitar
de encima todo lo que la oculta, toda la falsedad, la fantasía, la ilusión, el
acondicionamiento externo que nos ha engañado a creer en una realidad estrecha
y material.
Somos, los seres humanos,
criaturas de hábitos. Un hábito es una
acción habitual que nos hacemos automáticamente. Cuanto más hacemos de forma automática, más
dormidos e inconscientes estamos. Cuanto
más controlados por el nafs/ego, más automáticas y reaccionarias son nuestras
acciones y conducta. Esta conducta
reaccionaria y automática es la base de la personalidad falsa y la nube que
obscurece el corazón, nuestro ser real y la puerta a la guía divina y la visión
ampliada.
Viajar es una cosa sufí. Es decir, es un método sufí para romper
hábitos y perspectivas habituales. Aún
mejor es mudarse a lugares lejanos y extraños.
Cambiarse de casa, de ciudad, de país, de una forma consciente, con
propósito e intensión, es una manera de surtir un ‘shock’ al sistema, nuestro
sistema corporal, mental y emocional. Tenemos
que romper hábitos, ver las cosas de otra forma y ajustarnos a situaciones
nuevas. Creemos que sabemos todo. Creemos que nuestra manera de hacer las cosas
es la única o la mejor. No es verdad. La gente es muy muy diferente y hacen las
cosas muy diferentes en un país que en otro.
No tienen ninguna importancia esas trivialidades y superficialidades
pero pueden enseñarte mucho acerca de ti mismo – siempre y cuando te mantengas
despierto, abierto y tengas la intensión de aprender.
Algunos maestros chamanes
usan drogas para desorientar sus estudiantes para que vean todo de nuevo, desde
otra perspectiva. No son necesarias las
drogas pero el concepto es indispensable para alguien que quiere ver la
verdad. Hay que destruir (o borrar, como
dijo don Juan) nuestra máscara y ver la realidad de quienes somos. Por cada hábito o reacción habitual que
borramos, damos un paso más cerca al corazón y conocimiento cósmico. Cada momento desconectado del pasado y libre
de miedo del futuro es un momento despierto con posibilidades de llevarte a
otro nivel de consciencia.
La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
sufiansari.com
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