El mal y el bien
por Maestro Mohammad Abdullah Ansari
Mucho
ha sido escrito sobre qué es el mal y que es el bien. Podemos ver el asunto desde un ángulo
religioso, es decir, hablar de morales y las leyes de Dios, o del punto de
vista secular en que el mal es lo que perjudica a la mayoría de la gente o hace
la vida incómoda o inconveniente para los que tienen el poder en un momento
dado.
Visto
de forma objetiva, como sociólogos o historiadores, lo que constituye el mal y
el bien, lo que es correcto o incorrecto depende de la cultura, su condición y sus
necesidades y este criterio ha cambiado mucho con el tiempo y el lugar. Históricamente podemos ver que “los principios
morales” no son escritos en piedra o que el concepto de virtudes o principios morales
no es algo fijo o concreto.
Bueno,
hablando de piedras, según la historia, los diez mandamientos sí fueron
escritos en piedra pero los diez mandamientos no hablan del bien y el mal ni lo
correcto e incorrecto sino como uno puede conformar o armonizarse con las
realidades del universo (generalmente llamadas las leyes de Dios) para no
perjudicarse a uno mismo y así tener una vida feliz y prospera.
A
final de cuentas, lo que consideramos malo es lo que nos hace daño, interferir
con nuestros conceptos personales de cómo deben ser las cosas o lo que nos
priva de nuestras posesiones. De estas
definiciones todos los desastres naturales son malos – ellos hacen todo lo
arriba mencionado. Sin embargo, los desastres
naturales son ajustes necesarios para la sobrevivencia de la tierra. Para la tierra son buenos.
Pero
la naturaleza aparte, el bien y el mal y los principios morales en general, son
cuestiones sociales. Tiene que ver con
relaciones entre personas, nuestro estilo de vida, nuestra tranquilidad y
seguridad y como nos llevamos con los demás.
Si alguien te roba, es malo para ti pero bueno para el ratero. Sin embargo, tenemos que considerar el robo incorrecto
porque si no, la sociedad caería en un estado de caos. Cuanto más deshonestidad en una sociedad más
inseguridad y menos probabilidad de que esa sociedad avance en términos
materiales (ni hablar de la espiritualidad).
La
mera existencia de nosotros en el mundo causa fricción. Tomamos espacio y usamos recursos que otros
quieran o necesitan. Provocamos envidia,
lastima, arrogancia, deseo, fastidio y toda la gama de emociones negativas en
otros. Podemos decir que es problema del
otro y tendremos la razón pero no toda la razón.
Recuerda
que hemos hablado de cómo el hombre ha creado el mundo con su mente – el mundo
es un reflejo de la mente del hombre. En
el Mundo de la Creación
Dios ha creado todas las posibilidades y es el ser humano
quien escoge y distorsiona lo bueno que Dios nos ha proveído. La mente es tan poderosa que, como la mayoría
de la humanidad ha plasmado un mundo egoísta, bélico y peligroso, nosotros
podemos hacer nuestro mundo personal un oasis en el desierto de egoísmo,
conflictos y desesperación.
Todos
podemos ver cuando un miembro de la familia o amigo está deprimido, enfermo o
enojado. Aún si trata de disimular sus
emociones, algo irradia de su persona que revela su condición. Aunque muchos están conscientes de este
hecho, muy pocos lo han considerado de forma profunda. Lo vean o no, algo real está pasando. Una radiación tangible está emanando de la
persona. Tenemos una empatía con
familiares y amigos y “ve” sus emociones y hasta sus pensamientos, pero todos
estamos radiando ondas de varios tipos e intensidades todo el tiempo y otros,
aunque no consciente del hecho, las sienten y reaccionan a ellas. De esta forma estamos haciendo las relaciones
y condiciones en que vivimos.
Los
pensamientos que tenemos y las emociones que sentimos tienen sustancia y no son
confinados al cuerpo – salen y afectan el ambiente. Así que si pudieras controlar tus
pensamientos y tus emociones, podrías controlar las condiciones de tu vida –
cambiar la mala suerte a la buena suerte.
Aunque
suena como una introducción de un curso de superación para hacerse rico con
pensar positivo, no es exactamente igual.
Lo similar es lo de pensar positivo y el método de inculcación pero allí
divergimos. Los cursos de superación
aunque basados en hechos verdaderos son impulsados por egoísmo y materialismo y
por eso raras veces dan resultados duraderos porque el ego y las emociones nos
engañan y nos conducen a rumbos no armoniosos con nuestra naturaleza real –
quienes somos, también cuenta con fantasías no consistentes con las realidades.
¿Qué
quieres? Bueno, si le preguntas a
cualquier persona, una persona normal, va a responder con deseos materiales
basados en su condicionamiento familiar, cultural y social. Va a querer lo que ha aprendido es lo que
todos tienen o quieren. Ya ha formado
una imagen de ser lo que es una imagen de quien es, formada de sus deseos y
fantasías los cuales están basados en su educación y ambiente, es decir, lo que
le ha enseñado es admirable y su envidia de otros de este rango. La mayoría de la gente está imitando a otros.
Cada
persona tiene listo y esperando una vida perfecta, un destino hecho a la medida. Si no estamos viviendo esta vida maravillosa
es porque estamos tratando de vivir la vida de alguien más. Dicen que hacemos nuestro propio destino. Bueno, sí y no. Dios ha hecho un destino perfectamente
apropiado para cada uno de nosotros, un destino que nos va a gustar más que
cualquier otro que podamos imaginar pero por no saber quien somos, por ser
controlados por una imagen de ser o personalidad falsa, por desear la vida de
otros, por ser miedosos y controlados por las emociones, andamos tras un
destino inventado por el nafs/ego que no nos corresponde. Y así empieza una cadena de problemas,
conflictos y descontento.
Ahora,
¿qué quieres? Antes de contestar, mejor
empieza el trabajo necesario para descubrir tu verdadera naturaleza, para
hacerte consciente de la verdadera complejidad de tu ser y realidad, para “ver”
y entender como funcionan las emociones, las mentes y aprender a controlar la
negatividad que llena todos nosotros.
Estamos
irradiando vibraciones constantemente, las cuales están haciendo nuestro mundo
personal. Esta acción está inconsciente
y caótica. Estamos sujetos a fuerzas
fuera de control.
Toda
la razón para meditar y hacer ejercicios espirituales es precisamente para
despertar y cobrar consciencia de lo que está pasando todo el tiempo. La meta final es sumisión total a Dios o en
otras palabras, armonizarnos con el universo para mover con fluidez a través de
la vida o vidas. En camino a esta meta,
la consciencia y control de uno mismo y las fuerzas dentro y fuera son
habilidades esenciales. Estas
habilidades no llegan por si mismas y no son baratas.
Continuamos
con medidas y hechos específicos.
La Tariqa Sufí Ansariyya
mojamadabdula@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario