jueves, 10 de diciembre de 2015


Cada quien en su propio mundo
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

El Hombre es por naturaleza conflictivo dijo el Profeta Muhammed (el paz sea con él).  No es que así es como debe de ser.  Para nada.  Dios dice en el sagrado Corán, “Mi misericordia es más que mi ira.”  Para los que quieren acercarse a Dios, recibir Su gracia, sus bendición, es que quieren complacerlo sólo a Él, el Todopoderoso, saben que el método más seguro y más sencillo para lograr esa meta es él de tratar imitarlo a Él, Dios (Allah el Altísimo).  Él comprende y siempre perdona a los sinceros, Él tolera nuestras fallas, nuestros errores y caprichos.  Él nos ama incondicionalmente.  Debemos tener la intención de hacer lo mismo con nuestro prójimo.  Debemos tratar de seguir el ejemplo del Todopoderoso y Sus profetas quienes lograron ser como Dios en su comportamiento.  La compasión de los Profetas Muhammed (quien dijo “El que come mientras su vecino tiene hambre no es un creyente”) y de Jesús (quien dijo “Ama a tu prójimo como a ti mismo”) (que la paz y bendiciones de Dios sean con ellos) fueron súper humanos.  Debemos, cuando menos, querer ser como ellos.

El gran místico judío Moisés Cordovero (considerado uno de los cabalistas más importantes, vivía en la área Safed de Galilea en el siglo 16) dijo, “Es apropiado que el hombre imite a su Creador...” La celestial imagen de Dios quiere decir Su patrón de atributos divinos que se ha instalado en el hombre (“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Génesis 1:26) los cuales uno debe de encontrar y realizar en la forma de acciones o buenas obras semejantes a Dios.

Jehová pasó frente a Moisés y proclamó: -¡Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable... (Exodo 34:6,7)

“’Quien me sigue no anda en tinieblas, dice el Señor.’  Estás palabras son de Cristo, con las cuales nos exhorta a que imitemos su vida y costumbres, si queremos ser verdaderamente iluminados y libres de toda ceguedad del corazón.” (Imitación de Cristo por Tomas de Kempis capítulo 1)

Ahora bien, ser súper humano está más allá del alcance de la mayoría de nosotros.  Por eso quiero explicar una manera más fácil de acercarnos a esa meta.  También es un método para sobrevivir en un mundo que parece inhumano, injusto, violento y rudo.  Cada día nos encontramos entre gentes desagradables, neuróticas, deshonestas y peor.  Hay disputas familiares, en el trabajo, en la escuela, mientras jugamos, en todas partes y en todos tiempos.  ¿Cómo podemos evitar el enojo, el miedo, la depresión?  ¿Cómo podemos mantener una actitud positiva en un ambiente tan negativo?
Dicen que cada quien viven en su propio mundo.  Muchos de los refranes también tienen algo de verdad.  En realidad mucho de verdad.  Como hemos hablado anteriormente, la gente no ve necesariamente lo que hay, sino lo que quiere ver o lo que su historia personal - sus experiencias - han acondicionado.  Un ejemplo es de los testigos de cualquier acontecimiento – serán tantas versiones como habrá gente.  Todas ven un acontecimiento a su manera y, realmente creen que lo que vieron era la verdad - lo que realmente pasó.  Ese hecho o condición humana se puede ver en casi todas las situaciones en la vida.  Aunque sólo hay una realidad, la realidad de Dios, por nuestro estado de alejamiento de Dios vemos todo de forma distorsionada.
Como he dicho, para ver quién eres empieza por ver quien no eres.  De igual manera, para entenderte a ti mismo mejor, mira a otros.  Pero no con tus propios ojos sino a través de los ojos de ellos. 
Cada persona vive como en una caja que es su mundo particular.  En esta caja tiene todas sus experiencias las cuales crean su punto de vista (su visión o percepción física está moldeada por las experiencias), sus motivos (son manejados por su percepción de lo que es su propio interés) y sus objetivos (lo que quiere lograr como resultado de los motivos).  Es decir, puro (casi puro) egocentrismo.  Es rara la persona que le interesa el bien de otros (pero si la encuentras hazla tu amiga.  Con los demás entiéndelos sin juzgarlos.)
Para entender y no juzgar hay que vaciarse.  Parte de nuestro desarrollo espiritual es dominarnos a nosotros mismos (esto quiere decir, sobre nuestro ser bajo (nafs)). 

¿Cómo podemos amar a nuestros enemigos – los que hacen actos odiosos, que nos han lastimado, que hacen la vida difícil?  Primero necesitamos entender y recordar que el Todopoderoso es también el Todo Sabio.  Él sabe bien lo que ha creado y “es bueno”.  Todo que pasa en este mundo tiene su razón y lugar.  Hasta lo malo tiene su razón y su lugar.  ¿Debemos odiar una de Sus creaciones?  ¿Contemplamos dañar algo de Dios?  Odiar algo de Dios es cómo odiar a Dios.  Dañar algo de Dios es como hacer daño a Dios.  No sabemos toda la historia.  No sabemos los porques.   Tampoco podemos decir que somos totalmente inocentes.  ¿Qué parte jugamos en el asunto?  ¿Debemos preguntarnos?  ¿Estamos un poco culpables y él es muy culpable? ¿El merece nuestro odio y castigo por ser más culpable?  ¿Y nosotros?  ¿Si me roban mi bici que deje en la calle, quién tiene la culpa – el ratero por deshonestidad o yo por estupidez?
No hay nada que se compare con la sabiduría de Dios sino tal vez nuestra ignorancia.  Él sabe todo y nosotros no sabemos nada.  Pero eso no nos impide actuar como un sabelotodo y arrogante.  Juzgar a otros es una forma de juzgar a Dios – un pecado muy grade.
Debes entender que nadie realmente quiere dañarte.  Esa no es la intención ni aún los muy malos, mucho menos tu pareja o vecino.  Lo que pasa es que están pensando en si mismos y nadie más – tú no les importa.  Tú no eres tan importante – no alardees tanto.  Los “malos” realmente están actuando de la manera que ellos perciben es la más benéfica para ellos.  Están equivocados y van a sufrir pero no debemos unirnos a ellos por juzgándolos.  Aléjate de su sufrimiento teniendo comprensión y compasión como Dios nos comprende y nos perdona.

La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
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