martes, 15 de noviembre de 2016

Intención #9
por Sheij Mohammad Abdullah Ansari

Cualquier persona que ha pensado en temas espirituales, siente compasión por los demás o simplemente se pregunta acerca de la vida y la existencia seguramente se ha preguntado alguna vez si alguien es culpable por los errores que ha cometido si no sabe que sus acciones son incorrectas y que sus intensiones son honradas.  Según ambos el Corán del Islam y las enseñanzas de Jesús (la paz sea con él), conocer lo que haces es de importancia primordial y por eso tu intensión es la medida que determina los efectos que tienen tus acciones.  El Corán avisa a la gente que al escuchar la verdad de lo correcto e incorrecto va a ser en este momento responsable de sus acciones, que implica que anteriormente no fue.  Y Jesús aclaró lo mismo con su petición a Dios de que perdonar a sus agresores porque “no saben lo que hacen”. 
Si piensas bien las ramificaciones de este hecho o realidad, verás que encaja con otro principio importante de nuestra existencia en la tierra, que es que todo lo que pasa en la vida empieza con un pensamiento, que la realidad material o “sustancial” es producto de factores “insustanciales”.  Con eso debes preguntarte ¿qué es más real, lo sustancial o lo insustancial?  Bueno, esa es una cuestión para reflexiones, aquí vamos a tratar con las implicaciones prácticas.
¿De qué se trata?  Se trata de la intensión y conceptos y/o pensamientos.  Una intención es en realidad un enfoque o concentración consciente o inconsciente de la mente – puede decirse, un apego.  La intención está basada en conocimiento y/o creencias.  Es decir que los deseos de una persona se derivan de su concepto de lo que debe desear, que le conviene o al menos que cree que le conviene.  Estas ideas se pueden originar de fuentes internas como la programación del ADN, de influencias externas o de investigación consciente de la persona.  La persona normal no está consciente del hecho de que hay más de la vida de lo que es visible.  La vida es trabajar, divertirse, comer, dormir, algún tipo de amor y casarse, la familia, los hijos y morir (bueno, no quiere pensar en morir, así que borramos esa parte de su concepto de la vida por ahora).  La mayoría de lo que hace este individuo, incluyendo su creencia y participación en la religión, le hace automáticamente.  Dentro de este grupo, o sea, casi toda la humanidad, hay grandes variedades de enfoque, apego y agresividad.  Lo que los unen es su concepto pequeño del mundo y la vida.
En el Sufismo usamos el término enfocar a menudo.  Uno debe enfocarse en Allah, Dios, en todo momento.  Enfocar en la meta.  La meta de la vida es estar con, conocer y entender a Dios.  Pero, ¿si no sabemos, en esta etapa de nuestra vida o trama de nuestro viaje por la senda espiritual, que es Dios, cómo vamos a enfocarnos en Él?  También, vivimos en este mundo, ¿si ignoramos todo lo “material” para “enfocarnos en Dios”, cómo vamos a funcionar?
El mundo es una manifestación de la Realidad que llamamos Dios, Allah, Yahvé, el Cosmos, el Universo y otros mil nombres.  Enfocarnos en Dios, no es ignorar este mundo sino verlo de una forma totalmente diferente.  La realidad física de lo material es una realidad dependiente, cambiable, moldeable, perecedera, temporal.  Es una realidad relativa, no real.  Como hemos hablado en muchas ocasiones, el mundo es el producto de la mente del ser humano.  Depende de los pensamientos y deseos de la gente.  Pero al fondo de todo está la “mente de Dios” para usar una expresión acuñada por el físico más destacado del momento.  El hecho de que el mundo parece un gran lío no es culpa de Dios, es que la voluntad del Ser Supremo pasa a través del nafs/ego del hombre antes de que se haga realidad física.  El universo está basado en información, bytes de energía informática, patrones y reglas que todo tiene que seguir.  El mundo creado del ego humano no coincide bien con la infraestructura divina, los patrones de energía informática y eso produce ajustes naturales que aumentan el ambiente conflictivo producido por el hombre.
Nos podemos deprimirnos por lo anteriormente mencionado, especialmente cuando calculamos el resultado inevitable de tal escenario, o sea, el fin del mundo.  Pero no caigas en esa trampa.  La verdadera realidad del mundo nos favorece a cada vuelta.  Todo está construido para dirigirnos a la realidad verdadera, independiente y eterna – la Energía Consciente que es la materia prima de toda la existencia, siempre y cuando hagamos de ésta el enfoque de nuestra vida.  Podemos decir que el método para lograr ese conocimiento es espiritualizar todo lo que hacemos.  El método de los místicos, de todas las religiones, siempre ha sido mantener a Dios en mente en todo momento – llamado zikr (remembranza) en el Sufismo.
¿Cómo amar a Dios?  Eso es lo que Él quiere.  Así lo dicen todos los escritos sagrados.  Ama a Dios a través de su creación.  Ama a Dios amando tu prójimo.  “Ama a tu enemigo”, ¿puedes?  Nadie va a llegar a conocer a Dios, es decir, entender la realidad de este mundo y existencia hasta que aprenda a amar a su enemigo.  Eso no significa hacerlo tu amigo ni asociarte con él.  Significa entenderlo, tener compasión y no ser afectado emocionalmente por sus actos. 
¿Qué es el amor?  Amor es la ausencia de egoísmo.  La ausencia del gran Yo.  En este estado, vacío, una energía te llena, la verdadera sustancia divina te llena.  Eso es el amor.  Es algo tangible y real, no un concepto o sueño.  Sólo en un estado totalmente limpio de egoísmo se puede experimentar esa onda plenamente.  La frecuencia del amor es la frecuencia a través de la que viaja la guía divina.  La consciencia de esta onda, reconocerla, sentirla, escogerla es el principio de un desarrollo interior, el desarrollo de sentidos interiores.  Con ojos interiores vemos a través de la superficie de la cosas para ver su realidad, eso es lo quiere decir, ver a Dios.  Tú puedes llegar a ver a Dios.  También vemos como todo lo que nos pasa sigue patrones divinos y todo, ya sea lo bueno o lo malo, es una bendición dirigida a nuestra evolución como seres humanos completos.  La vida viene repleta con señales, un mapa que, si aprendemos a leerlo, nos conduce a la felicidad en esta vida material y el desarrollo necesario para seguir evolucionando en la siguiente etapa de nuestra existencia.
Sentir la realidad tangible y sustancial de las fuerzas que son la base del mundo, la vida y nosotros mismos es el trabajo primordial para escapar de la esclavitud a la ilusión de un mundo creado por el ego del hombre.  Mientras la persona normal vive en una montaña rusa emocional, la persona despierta anda por la vida con una cáscara de teflón, todo se rebota de él o ella. 
Todo eso pasa dentro el cuerpo físico.  ¿Quién eres?  Si mires tu imagen en el espejo, no ves realmente quién eres.  Tú eres otro.  Sin embargo este cuerpo y el mundo que hemos llamado una ilusión, tienen una importancia trascendental y sin saber esa realidad, no hay futuro que cuenta.  Continuaremos.


La Tariqa Sufí Ansariyya