viernes, 30 de octubre de 2015

La meditación y sus formas 1
por Maestro Mohammad Abdullah Ansari
Meditación, como es comúnmente entendida, es un método para tranquilizar y/o ocupar la mente para así escuchar la voz interior o llegar a ser conciente de realidades normalmente obstruidas por la mente (cerebro) que, en la persona normal, está bajo el mando del nafs/ego.
En realidad el término meditación no es muy preciso.  En las tradiciones religio/espirituales encontramos diferentes métodos o formas de meditación y diferentes metas para hacerla.  Sería mejor decir que la meditación es un ejercicio o una herramienta para lograr otra cosa – la liberación – la liberación de la consciencia normal, los confines de los sentidos físicos y la esclavitud de lo material.  La meditación así como todos ejercicios espirituales, no es la meta, es sólo una manera para llegar a algún lugar o conseguir una cosa.  Usando esa definición, la cual no es la única, debemos llegar, algún día, a un estado de meditación total o constante – una consciencia elevada.  El diccionario dice que meditar es “Pensar una cosa con atención y detenidamente”, pero aunque gramaticalmente es correcto, en la práctica espiritual, la meditación no es sólo meditar o pensar en algo, de hecho puede ser totalmente lo opuesto.
Generalmente cuando uno piensa en la meditación piensa en sentarse inmóvil en silencio con la mente en blanco.  Aunque eso es, de forma simplista, un tipo de meditación, hay muchas más formas que no se hacen sentado, que no son silenciosas y en que la mente no está en blanco.
En la meditación tipo chi gung (qi gong) pretendemos primero sentir o experimentar la energía vital (el chi) con la ayuda de la respiración (ejercicios de respiración antes y control y consciencia de ella durante) entonces la ampliación y fluido del chi o prana.  Esta meditación, que es medio física y medio mental, ejerce la concentración, la volición y funciones corporales no comúnmente usadas y nos conduce primero a las primeras etapas del desarrollo de la consciencia más afinada así como la habilidad de maniobrar la energía y dirigir la mente.
Muchos maestros y libros explican que la concentración, en la respiración u otro objeto, es para ocupar la mente, controlándola para abrir paso a guía divina.  Mientras eso puede ser verdad, nosotros meditamos por otras razonas.  La guía divina esperamos adquirirla por otra vía – la meditación es sólo una preparación. 
Siempre he hecho hincapié en la prioridad del conocimiento.  Nadie va a hacer nada por ninguna razón.  En la esfera espiritual aún más.  La fe ciega, además de no dirigir a ningún lugar muy elevado, ha sido el autor de grandes injusticias, tragedias y desviaciones del camino recto.  Hay tres tipos de conocimiento.  El primero es información adquirida por la lectura o de otra persona.  Nadie puede llegar muy lejos en el desarrollo espiritual con sólo esa forma de conocimiento pero es necesario para comenzar y sirve para impulsar a alguien a empezar prácticas que dirigen a los tipos de conocimiento 2 y 3.  Es importante entender por qué debemos buscar más allá de lo material en esta vida y esa consciencia o sensación se consigue en parte por la gracia de Dios y en parte por información en libros y de otras personas.  La segunda forma de conocimiento es el que uno aprende por experiencia en la vida, a prueba de ensayos o tanteos, de errores cometidos y la observación así como ciertos ejercicios espirituales.  La tercera forma es conocimiento que viene directamente de la fuente, de Allah, de Dios, del Cosmos.  Eso se adquiere con ejercicios espirituales dirigidos a la muerte del ego, un enfoque singular en Allah y la ayuda, de nivel psíquico, de alguien que ya ha andado el mismo camino.
La meditación que desarrolla la consciencia de uno mismo así como del mundo y de la realidad de la existencia toma muchas diferentes formas.  Estos ejercicios abren puertas que, al principio, el practicante ni sabía que existían.  Investigamos, a través de estas formas de meditación, el cuerpo, las mentes y otras dimensiones.
Mucho de lo que hacemos trata del conocimiento corporal.  Eso nos presenta varias preguntas y nos lleva al tema del que quiero hablar – la meditación en movimiento y en posturas no precisamente sentados.
Primero, ¿qué es consciencia corporal? y ¿para qué la queremos?
Como hemos hablado en otras ocasiones, es un error pensar que este mundo, lo llamado materialidad o lo mundano y el cuerpo físico son lo opuesto o enemigos de lo espiritual.  Mientras pueden ser obstáculos grandes, y así son para la mayoría de la gente, su propósito principal y función primordial es espiritual.  Esta etapa de nuestra vida, el periodo pasado en este mundo denso, es esencial para nuestro desarrollo y evolución como seres humanos y nadie puede pasar a la siguiente etapa de una forma agradable, sin éxito viendo ese otro aspecto o dimensión de este mundo, la vida terrenal y nuestros cuerpos.  Es imprescindible ver la naturaleza divina de este mundo para continuar la evolución humana en el siguiente mundo.
Lo común es ignorar el cuerpo y movimientos.  Se hace todo automáticamente.  Bueno, no sólo el cuerpo, la gente normal hace casi todo de forma automática.  Por eso y el hundimiento en emociones negativas, preocupaciones, miedos y deseos, la persona pierde la visión de la naturaleza esencial de lo material y ni tiene una pizca de su realidad divina.
Desde los principios de los tiempos el hombre (por supuesto cuando uso la palabra ‘hombre’ quiero decir ambos sexos – hombre y mujer) siempre ha usado el movimiento físico, la danza sagrada, ejercicios marciales (series de movimientos) y posturas corporales combinadas con maneras especificas de respiración, en rituales religiosos.  Hubo un tiempo (o tiempos) cuando todas las expresiones artísticas, así como toda acción cotidiana, tenían significados espirituales. 
Cuando nos concentramos en algo, se dice que estamos enfocando ese objeto.  Antes que nada debo señalar un punto importante, la concentración es diferente que una obsesión, que deriva del nafs/ego – hablamos más de esa diferenciación más adelante.  Pero, aunque he usado expresiones como “dirigir la mente”,  “concentración” y “enfoque” muchísimo, no es precisamente correcta.  Cuando dirigimos la atención, concentración, enfoque, de la mente, lo que estamos haciendo realmente es haciendo una conexión con la mente real, la consciencia del corazón, parte del alma y cambiando estados de consciencia.  Desde luego, es una habilidad aprendida por la práctica.  Este cambio de consciencia es acompañado por el desarrollo de los sentidos interiores permitiéndonos ver y sentir el otro aspecto del mundo.
La meditación en movimiento y de algunas posturas corporales estáticas son un método para desarrollar estos sentidos interiores así como ver ciertos aspectos de nuestro cuerpo que, como dije arriba, no sabíamos existían.
Mientras lees no estás consciente o sintiendo tu mano.  Mira tu mano.  Ahora hay una consciencia o presencia plena de tu mano.  Ese es un nivel de consciencia.  Concéntrate en tu mano más fijamente o, si has trabajado con chi (ki, prana), trae la energía a la mano y siente la sensación de hormigueo.  Ese es otro nivel de la consciencia.  Al mismo tiempo has empezado a usar músculos sutiles – algo necesario para nuestra evolución como seres humanos reales.  Uno no puede llegar al nivel humano real sin esas habilidades.  Todavía hay muchos más niveles de consciencia o cosas que ver y razones para verlas.

Sólo hemos tocado la superficie de este tema.  Continuaremos con la mente real, la conexión entre esta y los aspectos más elevados o profundos del cuerpo, la meditación en movimiento y corporal más la energía divina.


La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya
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