martes, 10 de mayo de 2016

El viaje de Moisés y los Israelitas
Por Sheij Mohammad Abdullah Ansari
“...Yo (YaHVeH, Dios) he descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella tierra y llevarlos a una tierra buena y amplia, una tierra de la que fluye leche y miel...” (Éxodo 3:8)
Así habló Dios a los Israelitas a través de Su profeta Moisés (la paz sea con él).  Es la entrega de una tierra – la tierra prometida.  ¿Está hablando de un lugar – Israel?  ¿Has visto fotos de Israel o la “tierra sagrada” en general?  ¿Qué quiere decir, “una tierra de la que fluye leche y miel...”?  Supongo que significa un lugar en donde todo abunda, una tierra rica y fértil que provee todo a la gente.  ¿Israel?  Es pura roca, arena y polvo.  Aunque “la tierra prometida” se ha usado como pretexto para todo tipo de abuso e injusticias y ha sido el lugar de guerras sin fin por siglos, no es, en realidad, el lugar del que Dios habló en la Tora.
Según la historia, los Israelíes pasaron cuarenta años en el desierto buscando esa “tierra prometida”.  A lo largo de los años los historiadores han especulado sobre la trayectoria por las que viajaron Moisés y su gente.  Aparentemente estaban bien perdidos porque una ruta directa de Egipto a Israel se puede cumplir en poco tiempo aun a pie.  ¿Pero cuarenta años?
Mira, los sagrados escritos no son textos de la historia.  Dios trabaja en muchos niveles al mismo tiempo.  No es decir que no existieron Moisés y los Israelíes o que no transcurrieron los sucesos escritos en el Éxodo.  Si sucedió, pero no exactamente como está escrito ni tiene ninguna importancia los detalles materiales.  La tora (los primeros cinco libros del antiguo testamento) es un mapa para los viajeros a un estado de conciencia más alto, una realización de la presencia de Dios dentro de uno mismo y la unificación del individuo con el Supremo.  Cualquiera que lee el antiguo testamento literalmente encontrará un rompecabezas indescifrable obligando al creyente a llegar a conclusiones ilógicas perdiendo por completo el mensaje primordial.
Todos los que estamos en busca de la Realidad y la Verdad somos israelitas.  Egipto es la esclavitud a este mundo, lo material y el error de verlo como la meta en lugar de una etapa en el proceso revolucionario del ser humano.  El viaje por el desierto y todas las pruebas y tribulaciones y también las dudas y fallas de la gente se refieren al trabajo necesario para llegar a la meta, para unirse con la presencia de Dios – designado la Shakinah en Hebreo.  “O acaso creéis que entraréis al Jardín (Paraíso), cuando todavía no os ha sucedido algo similar a lo que les sucedió a aquellos que murieron antes que vosotros.  La angustia y la aflicción les acaecieron y les sacudió violentamente...” (Sagrado Corán 2:214)  Como los seguidores de Moisés, somos una banda de llorones desesperándonos con cada obstáculo que encontramos.  Somos pensadores pequeños con visiones pequeñas.  Somos flojos con poca disposición para trabajar con toda la intensidad necesaria para lograr el gran premio.  Si supieras que tan grande es el premio todo lo demás perdería todo su encanto.  Nada de este mundo vale nada fuera de su valor como el camino a Dios.  En cada momento, en cada segundo, podremos estar con rumbo a Su presencia, experimentándolo y recibiendo Su guía.  Dios no nos prometió algo fácil, “...sea maldita la tierra por tu causa...Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra...” (Génesis 3:17)  Con el sudor de la frente encontraremos el camino.  Con el sudor de la frente saldremos del desierto.  Esta vida no fue diseñada para ser pan comido.  Pero si aceptamos con ecuanimidad las realidades de la lucha continua, llegaremos a la tierra prometida donde todo brilla con la luz divina.  Sin embargo si no luchas, ni buscas, no encontrarás nada, serás la presa en lugar del cazador.
La Tariqa Sufí Islámica Qadiri-Rifai Ansariyya

mojamadabdula@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario